Elegimos solo algunas de ellas para recordar a quienes muchos llaman: "el gran sanjuanino".
En 1830 Sarmiento fue soldado en las tropas unitarias al mando del Coronel Insalecio Chenaut quien se opuso a otorgarle un ascenso. Ya presidente de la República se volvió a cruzar con su ex-superior y le dijo: -Oh mi coronel Chenaut ¿Se acuerda que usted me negó un ascenso a capitán? –Pero señor presidente, usted era muy joven. –¡Confiese que cometió una injusticia! -¡Señor! –Pues me las pagará. A los pocos días Sarmiento "se vengó" pidiendole al Senado el ascenso del Coronel al grado de general.
En 1831, con sólo veinte años Sarmiento debió partir hacia Chile por no compartir las ideas de Rosas. Durante su exilio ejerció los más diversos oficios: escenógrafo, minero, mozo, periodista... También trabajó en una chacra cuyo dueño comentó una vez: -Tengo un capataz loco que se pasa horas leyendo en voz alta entre los árboles. Cuando se le pregunta qué lee, dice que está estudiando para ser presidente de la Argentina.
En 1856 Sarmiento era Inspector general de escuelas llegó a un establecimiento y comprobó que los alumnos eran buenos en geografía, historia y matemáticas pero flojos en gramática y se lo hizo saber al maestro. Este asombrado le dijo, no creo que sean importantes los signos de puntuación. –Que no! Le daré un ejemplo. Tomó una tiza y escribió en el pizarrón: "El maestro dice, el inspector es un ignorante". -Yo nunca diría eso de usted, señor Sarmiento. –Pues yo si, dijo tomando una tiza y cambiando de lugar la coma. La frase quedó así: "El maestro, dice el inspector, es un ignorante."
El 22 de agosto de 1873, siendo presidente, Sarmiento sufrió un atentado mientras se dirigía hacía la casa de Vélez Sarsfield. Cuando pasaba por las actual esquina de Corrientes y Maipú, una explosión sacudió su coche. Don Domingo no escuchó nada porque ya padecía una profunda sordera. Los autores fueron dos anarquistas italianos, los hermanos Francisco y Pedro Guerri que confesaron que fueron contratados por hombres de López Jordán. El atentado falló porque a Francisco Guerri se le reventó el trabuco (especie de pistola) en la mano. Sarmiento salió ileso del atentado y se enteró porque se lo contaron después.
Como presidente, Sarmiento solía visitar sorpresivamente los hospitales para ver cómo funcionaban y cómo atendían a la gente. Un día, visitando el hospital psiquiátrico notó que un grupo de internados charlaban en el patio. Se acercó a ellos y le dijo: "¡Bienvenido! Yo sabía que el loco Sarmiento iba a terminar entre nosotros!"
En el invierno de 1888 se trasladó al clima cálido del Paraguay, desde allí le escribió a su amada Aurelia Vélez, la hija de Dalmacio Vélez Sarsfiled, autor del Código Civil: "Venga al Paraguay y juntemos nuestros desencantos para ver sonriendo pasar la vida. Venga, que no sabe la bella durmiente lo que se pierde de su príncipe encantado". Murió el 11 de septiembre de ese año, en Paraguay, como su hijo Dominguito. Pidió que sus restos fueran envueltos con las banderas de Argentina, Chile , Paraguay y Uruguay.
Fuente: varelaenred.com.ar
GRA
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