viernes, 28 de agosto de 2009

Isabel II: la soberana de los escándalos


La historia de Isabel II, conocida como la soberana de los escándalos, explica tal vez muchas de sus acciones y actitudes durante su vida, convirtiéndola en un personaje impopular y poco querido por el pueblo español.

Isabel II fue declarada mayor de edad a la edad de trece años, siendo casada con un hombre mucho mayor, llevándole diez años de diferencia, siendo éste el duque de Cádiz. Para su desgracia, a éste último resultaron no gustarle las mujeres, viéndose ambos obligados a separarse rápidamente.
Es así como la vida amorosa de Isabel fue variando, obteniendo esta numerosos amantes, despreocupándose por los verdaderos deberes de su cargo, dejando los asuntos importantes en un segundo plano.
Fue así como la figura de Isabel comenzó a degradarse, y crear numerosas inconformidades en su entorno. Tras una serie de intentos por derrocar a Isabel II, el soldado Juan Prim y Prats logra destituir a la soberana del trono, siendo esta expulsada de Madrid por la insurrección de 1868.
Por aquel entonces, esta no tenía ya ningún partidario que la apoyara, debido a su conducta durante sus años, partiendo sola y olvidada a su exilio en Biarritz, donde la acogió Napoleón III.
Fuente: sobrehistoria.com
G.Reyna Allan

lunes, 17 de agosto de 2009

San Martín....no solo un militar

Los Generales Jerónimo Espejo, Tomás Guido y José Melián, amigos de San Martín, dejaron valiosas páginas sobre su vida cotidiana, también su yerno Mariano Balcarce registró momentos de sus últimos años en Francia junto a su hija y sus dos nietas Josefa y María Mercedes, todos destacan su riqueza espiritual y su deseo de transmitir valores éticos y costumbres austeras. Placeres.

La vida militar no impedía que San Martín desarrollara otras capacidades. Hablaba un excelente francés y desafiaba a los Generales de su Ejército frente a un tablero de ajedrez, además de jugar a El centinela y La campaña, juegos de guerra que estaban de moda en Europa.

En España tomó clases de guitarra y canto. Según cuenta Espejo, en los ratos libres José se entretenía ensayando temas andaluces. Y también la pintura enriquecía su vida. San Martín se dedicó (...) a pintar con caballete y pincel escenas de la vida marina (...).

Hábitos de Soldado

El General siempre desechó el lujo, pero cuidaba su aseo personal y el buen estado de su ropa. Tenía para su uso personal un costurero con hilos, agujas y botones. Cuando su hija Mercedes intentaba coserle alguna prenda el padre le regañaba porque atentaba contra sus buenos hábitos de soldado.
Los vinos de Mendoza

Manuel de Olazábal, jefe de escolta del Ejército de los Andes, cuenta que el General lo había invitado a comer junto con Mosquera un amigo colombiano y Antonio Arcos, jefe del Ejército de los Andes. "-Usted verá como somos los americanos que en todo preferimos lo extranjero-"le comentó. A los postres San Martín encargó unas botellas de vino mendocino y luego uno de Málaga. Cuando pidió la opinión a sus invitados, manifestaron su preferencia por el vino español, entonces riéndose, el anfitrión contó deliberadamente que había mandado cambiar las etiquetas.

Una cartade Pueyrredón

En la época en que el general San Martín organizaba en Mendoza el ejército de los Andes, el general D. Juan Martín de Pueyrredón desempeñaba el muy elevado cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Una sólida amistad unía a estos dos eminentes hombres públicos y una copiosa correspondencia los tenía en continuo contacto.El vencedor de San Lorenzo en las suyas, no dejaba de pedirle armas, vestuarios, municiones, en fin, todo lo necesario para poderromper la marcha en dirección al enemigo.El héroe de Perdriel, por su parte, le hacía continuos envíos, acompañados de largas cartas, explicándole la difícil situación por la que atravesaba el gobierno.

Un día —2 de noviembre de 1816— cuando ya había satisfecho los pedidos de su ilustre amigo, a quien admiraba, tomó la pluma y escribió con humorística desesperación: “Van oficios de reconocimiento a los cabildos de esa y demás ciudades de Cuyo. Van las espadas de los oficiales. Van todos los vestuarios pedidos, y muchas más camisas. Van 400 recados. Van hoy por correo los dos únicos clarines que se han encontrado. En enero de este año se remitirán 1.387 arrobas de charqui. Van los 200 sables de repuestos que ha pedido. Van 200 tiendas de campaña o pabellones, y no hay más. ¡Va el mundo, va el demonio, va la carne! Y yo no sé cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo; a bien que, en quebrando, cancelo cuentas con todos, y me voy yo también, para que Ud. me dé algo del charqui que le mando. Y. .. ¡no me vuelva Ud. a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado de un tirante de la Fortaleza!”

El heroísmo de Don Pedro Vargas

San Martín había organizado en Mendoza un servicio de espionaje y contraespionaje estupendo que se ha dado en llamar, “la guerrade zapa”. Muchos y muy valiosos fueron los servicios que prestaron a la causa de la libertad esos valientes que, si bien es cierto, en la mayoría de los casos no empuñaron el fusil, arriesgaron sus vidas como lo hace cualquier soldado en el campo de batalla.

El general comprendió que necesitaba un hombre a quien los españoles creyeran un realista de cuerpo y alma. Con la penetración que lo caracterizaba para estudiar las cualidades de cada hombre y utilizarlo según sus planes, eligió un respetable vecino de Mendoza, hombre callado y a quien se tenía por indiferente, llamado Pedro Vargas, y le impuso hacerse realista encuebierto.El valiente aceptó y comenzó a propalarlo a voz en cuello. Fué encarcelado, engrillado, confinado primero en San Juan y luego en San Luis; condenado a pagar fuertes contribuciones, en fin, fué tan mal tratado como podía haberlo sido el propio rey de España.Pasó entre españoles como un mártir de su causa y en esa forma San Martín se enteró de todo cuanto deseaba.
La fortaleza de alma y el patriotismo de Vargas fué tan grande que ni aun a su esposa, una Corvalán, una patriota, le hizo saber su doblepersonalidad cuando ésta lo amenazó con abandonarlo por traidor. Sólo después de la reconquista de Chile, el general San Martín dió a Vargas una reparación solemne del doloroso sacrificio que había acep tado, reintegrándolo en su honor y fama de buen patriota y declarándolo digno de la gratitud pública.


Gra

sábado, 8 de agosto de 2009

Ci Xi: la nueva emperatriz y el mando de los bóxers

En el año 1889, Ci Xi se traslada al Palacio de Verano, dado que debió entregar su regencia absoluta al sucesor del trono, a un Guangxu ya crecido, y previamente casado con la sobrina de la emperatriz. Esta unión no fue por motivos conservadores, sino por el simple hecho de que la niña era nada más ni nada menos que una espía a sueldo de Ci Xi.

Imagen willgoto

El gobierno de Guangxu fue más que decepcionante para el país: la derrota contra Japón marco una profunda herida en el orgullo de la vieja emperatriz. Paralelo a estos acontecimientos, comienza a surgir un movimiento radical, con fines contrarios a las políticas conservadoras de la vieja emperatriz. La figura más destacada de este movimiento, fue Kang Youwei, personaje que se unió junto al joven emperador para lanzar una nueva política reformadora, impulsando la modernización de China, llamándose los cien días reformadores.

Estos hechos generaron en Ci Xi una ira incomparable, obligándola a tomar medidas drásticas sobre el asunto: la decapitación de los miembros de la reforma (menos a Kang Youwei que pudo escapar a Japón), y la internación de Guangxu dentro de la Ciudad Prohibida, declarado por la misma como débil mental. Ci Xi era nuevamente, la emperatriz de China.

El retorno al poder fue caracterizado por la paralización de las medidas de reforma, pero secretamente, amparaba una sociedad escondida llamada Ki´uan fei (Puño de Justicia y de concordia), más conocida en occidente como los bóxers. Éstos eran encargados a combatir todo tipo de influencia extranjera, cumpliendo con la ideología xenófoba de Ci Xi.

Fue así como en junio del 1900 se produjo una gran masacre dirigida por los bóxers, bajo el mando de la emperatriz, conocida como los 55 días de Pekín. Durante este acontecimiento, muchos cristianos murieron, como también así cientos de personas extranjeros, incluyendo al representante de Alemania. Luego de 55 días de brutales ejecuciones, un cuerpo expedicionario expulsó a los bóxers, llevando la calma otra vez.

En cuanto a Guangxu y Ci Xi, sobrevivieron a la intervención, dado que, disfrazados de campesinos, lograron escapar hacia el oeste. Dos años después, Ci Xi vuelve a Pekín, pero con una imagen sumamente impopular. Sus medidas tomadas fueron diferentes, debilitando el poder a los manchúes, y aceptando paulatinamente la inminente apertura de China a la sociedad occidental. En 1908 dispuso su sucesión: Puyi, hijo del hermano menor de Guangxu, quien aseguraría la regencia. El 14 de noviembre del mismo año muere Guangxu. Un día después, la vieja emperatriz, Ci Xi. De allí en más, China cambió su rumbo por completo.
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Fuente: Sobrehistoria.com

Gra

lunes, 3 de agosto de 2009

Ci Xi: la voz de la China conservadora

Imagen chinapage

De una simple concubina, a emperatriz de China, la vida de Ci Xi fue una historia legendaria, que trascendió en la cultura de los chinos de hoy en día. Sus incansables esfuerzos por conservar las tradiciones chinas, evitando cualquier tipo de influencia occidental, al punto de llegar a una xenofobia enfermiza caracterizó la sombría imagen de esta fascinante mujer que fue temida por la sociedad de fines del siglo XIX.

Yehonala nació en el año 1935, bajo las influencias de una familia perteneciente a la nobleza manchú. Su contacto con la nobleza imperial se relacionó especialmente por el trabajo de su padre, quien era guardia de la Ciudad Prohibida. Pero fue su extrema belleza la que cautivó al emperador Xianfeng, convirtiéndola en una de sus concubinas, e instalándola en el Palacio. Como nombre de corte, adoptó el nombre de Ci Xi, que significa gentilmente virtuosa.
Estos hechos acontecían durante el año 1851, año que daba comienzo a la regencia del nuevo emperador bajo un ambiente lleno de cambios para China: la Guerra del Opio había acontecido hace ya 12 años, y Hong Kong era otorgada a Gran Bretaña. El comienzo de la apertura de China al mundo occidental estaba comenzando.

Haciendo honor a su nombre, Ci Xi logró al poco tiempo lo que la emperatriz y el resto de las concubinas no pudieron lograr: un hijo para el emperador. Éste se llamó Tongzhi, y su nacimiento implicó el puesto de emperatriz del palacio occidental a Ci Xi.


Pocos años después, el emperador muere, dejando a su pequeño sucesor Tongzhi. Por razones obvias, éste era muy pequeño para gobernar, de modo que su madre tomó el consejo de regencia. Las primeras maniobras encabezadas por la emperatriz viuda, fueron eliminar al resto de los miembros del consejo, ayudada por el apoyo de los eunucos que sobornaba y diversos miembros del ejército.

Imagen de la izquierda: smithsonian.mag

Los años pasaron, y Tongzhi ya había adquirido la edad suficiente como para reinar. Casualmente, a los dos años de su derecho a la regencia, el soberano murió de viruela, a la edad de 19 años.

Tras esta muerte Ci Xi puso rápidamente sus manos a la obra, persuadiendo al Gran Consejo que el hijo de su hermana y el príncipe imperial, Guangxu, de cuatro años de edad, fuera elegido como sucesor del trono. De este modo, Ci Xi compartió el trono con su hermana, y la emperatriz viuda de Xianfeng. El tiempo le dio la muerte de ambas socias, convirtiendo a Ci Xi en la única emperatriz viuda de China.
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Fuente: sobrehistoria.com
Gra