lunes, 17 de agosto de 2009

San Martín....no solo un militar

Los Generales Jerónimo Espejo, Tomás Guido y José Melián, amigos de San Martín, dejaron valiosas páginas sobre su vida cotidiana, también su yerno Mariano Balcarce registró momentos de sus últimos años en Francia junto a su hija y sus dos nietas Josefa y María Mercedes, todos destacan su riqueza espiritual y su deseo de transmitir valores éticos y costumbres austeras. Placeres.

La vida militar no impedía que San Martín desarrollara otras capacidades. Hablaba un excelente francés y desafiaba a los Generales de su Ejército frente a un tablero de ajedrez, además de jugar a El centinela y La campaña, juegos de guerra que estaban de moda en Europa.

En España tomó clases de guitarra y canto. Según cuenta Espejo, en los ratos libres José se entretenía ensayando temas andaluces. Y también la pintura enriquecía su vida. San Martín se dedicó (...) a pintar con caballete y pincel escenas de la vida marina (...).

Hábitos de Soldado

El General siempre desechó el lujo, pero cuidaba su aseo personal y el buen estado de su ropa. Tenía para su uso personal un costurero con hilos, agujas y botones. Cuando su hija Mercedes intentaba coserle alguna prenda el padre le regañaba porque atentaba contra sus buenos hábitos de soldado.
Los vinos de Mendoza

Manuel de Olazábal, jefe de escolta del Ejército de los Andes, cuenta que el General lo había invitado a comer junto con Mosquera un amigo colombiano y Antonio Arcos, jefe del Ejército de los Andes. "-Usted verá como somos los americanos que en todo preferimos lo extranjero-"le comentó. A los postres San Martín encargó unas botellas de vino mendocino y luego uno de Málaga. Cuando pidió la opinión a sus invitados, manifestaron su preferencia por el vino español, entonces riéndose, el anfitrión contó deliberadamente que había mandado cambiar las etiquetas.

Una cartade Pueyrredón

En la época en que el general San Martín organizaba en Mendoza el ejército de los Andes, el general D. Juan Martín de Pueyrredón desempeñaba el muy elevado cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Una sólida amistad unía a estos dos eminentes hombres públicos y una copiosa correspondencia los tenía en continuo contacto.El vencedor de San Lorenzo en las suyas, no dejaba de pedirle armas, vestuarios, municiones, en fin, todo lo necesario para poderromper la marcha en dirección al enemigo.El héroe de Perdriel, por su parte, le hacía continuos envíos, acompañados de largas cartas, explicándole la difícil situación por la que atravesaba el gobierno.

Un día —2 de noviembre de 1816— cuando ya había satisfecho los pedidos de su ilustre amigo, a quien admiraba, tomó la pluma y escribió con humorística desesperación: “Van oficios de reconocimiento a los cabildos de esa y demás ciudades de Cuyo. Van las espadas de los oficiales. Van todos los vestuarios pedidos, y muchas más camisas. Van 400 recados. Van hoy por correo los dos únicos clarines que se han encontrado. En enero de este año se remitirán 1.387 arrobas de charqui. Van los 200 sables de repuestos que ha pedido. Van 200 tiendas de campaña o pabellones, y no hay más. ¡Va el mundo, va el demonio, va la carne! Y yo no sé cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo; a bien que, en quebrando, cancelo cuentas con todos, y me voy yo también, para que Ud. me dé algo del charqui que le mando. Y. .. ¡no me vuelva Ud. a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado de un tirante de la Fortaleza!”

El heroísmo de Don Pedro Vargas

San Martín había organizado en Mendoza un servicio de espionaje y contraespionaje estupendo que se ha dado en llamar, “la guerrade zapa”. Muchos y muy valiosos fueron los servicios que prestaron a la causa de la libertad esos valientes que, si bien es cierto, en la mayoría de los casos no empuñaron el fusil, arriesgaron sus vidas como lo hace cualquier soldado en el campo de batalla.

El general comprendió que necesitaba un hombre a quien los españoles creyeran un realista de cuerpo y alma. Con la penetración que lo caracterizaba para estudiar las cualidades de cada hombre y utilizarlo según sus planes, eligió un respetable vecino de Mendoza, hombre callado y a quien se tenía por indiferente, llamado Pedro Vargas, y le impuso hacerse realista encuebierto.El valiente aceptó y comenzó a propalarlo a voz en cuello. Fué encarcelado, engrillado, confinado primero en San Juan y luego en San Luis; condenado a pagar fuertes contribuciones, en fin, fué tan mal tratado como podía haberlo sido el propio rey de España.Pasó entre españoles como un mártir de su causa y en esa forma San Martín se enteró de todo cuanto deseaba.
La fortaleza de alma y el patriotismo de Vargas fué tan grande que ni aun a su esposa, una Corvalán, una patriota, le hizo saber su doblepersonalidad cuando ésta lo amenazó con abandonarlo por traidor. Sólo después de la reconquista de Chile, el general San Martín dió a Vargas una reparación solemne del doloroso sacrificio que había acep tado, reintegrándolo en su honor y fama de buen patriota y declarándolo digno de la gratitud pública.


Gra

No hay comentarios: