jueves, 29 de noviembre de 2007

Andrés Guacurarí (La batalla de Apóstoles)






"Si Andresito y sus hombres no hubieran detenido a los portugueses, San Martín no podría haber seguido con su campaña libertadora..." Las palabras del profesor Julio Alejo Gómez definen la proeza del comandante indio. "Andresito permaneció oculto durante muchos años y recién hoy está cobrando la importancia que merece dentro de la Historia Argentina", concluyó el docente.

Hoy Gotitas de Historia, recuerda, con justicia, al máximo prócer de estas tierras...

Fue un indio guaraní. Nació en Santo Tomé o San Borja probablemente el 30 de noviembre de 1778. Vivió en Santo Tomé con su madre a partir de la invasión luso-brasileña de 1801. Fue educado por el cura del pueblo. Su nombre, como él lo escribía era Andrés Guacurarí; los luso-brasileños lo llamaban Artiguinhas o Andrés Tacuarí. Fue más conocido como Andresito.
Su cultura fue bastante completa. Fue músico. Hablaba y escribía correctamente castellano, portugés y guaraní.
José Artigas fue su padrino quien en 1811 lo adoptó. A partir de allí se lo conoce como Andrés Guacurarí y Artigas o Andrés Artigas.
Su lucha se orientó hacia dos objetivos:- la lucha contra las fuerzas extranjeras que invdieron el territorio misionero,- la defensa de los principios federalistas sustentados por Artigas.
Cuatro fueron las campañas militares de Andresito.


1) Campaña del Río Paraná contra la invasión paraguaya(1815).

Andresito fue designado por Artigas en 1815, Comandante General de Misiones, cargo que ocupó hasta 1816. El Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, so pretexto de inconducta de las fuerzas artiguistas en su frontera, dispuso la ocupación de los pueblos misioneros de la banda oriental del Paraná. El capitán paraguayo Francisco Antonio González se apoderó en agosto de 1815 violentamente de los pueblos de Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio y Corpus. Posteriormente lo reemplazó el comandante José Isasi. Artigas ordena a Andresito que impida el avance paraguayo y que los haga repasar el río Paraná. Organizó una fuerza de 500 hombres (indios) de infantería y caballería. Se recupera Candelaria; el asalto fue dirigido por fray José Acevedo y el capitán Manuel Miño el 10 de Septiembre de 1815. Isasi se entrega. Con posterioridad Andresito recupera los demás pueblos: Santa Ana, San Ignacio Miní, Loreto y Corpus.

Andresito Gobernador de Misiones

Asumió el gobierno de Misiones con el cargo de Comandante General. Instaló su sede en Candelaria. Su gobierno fue recto y justo, procediendo en todo, conforme a la orientación política artiguista. Recuperó los pueblos misioneros sobre el Paraná. Los Cabildos indios volvieron a funcionar regularmente durante su gobierno. Se encargaron de administrar las estancias y yerbales y comerciar con las demás provincias. Instaló una fábrica de pólvora en Concepción. Ordenó la construcción de rústicos hornos para fabricar chuzas.Toda su organización fue interrumpida por la invasión portuguesa.

2) Primera Campaña del Río Uruguay contra la invasión luso-brasileña (1816).

Es intención de Andresito la reconquista de las misiones Orientales. Inicia la marcha con 1000 hombres desde Santo Tomé. Obtiene un triunfo en Sao Joao Vello. Por proclama hace saber a los 7 pueblos sus intenciones. Instaló su campamento en Itaquí (frente a Alvear, Corrientes). Los luso-brasileños tienen su campamento en San Borja. Se produce un combate en Rincón de la Cruz, triunfa Andresito y recibe la adhesión de los naturales de la región. Andresito sitió San Borja el 21 de septiembre de 1816, los luso-brasileños se resisten, después reciben refuerzos y derrotan a Andresito obligándolo a retirarse repasando el río Uruguay. Los portugueses vuelven a atacar en 1817 en la cercanía de la barra del Aguapey. Por órdenes del gobernador de Río Grande do Sul, los luso-brasileños saquearon e incendiaron los pueblos de Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, Santa María y Mártires. Saquearon únicamente a Apóstoles, San José y San Carlos y llevaron cuanto había de valor. Dos veces más atacaron los portugueses pero los ejécitos de Andresito los derrotaron en Apóstoles y San Carlos.

3) Campaña de Corrientes en defensa del federalismo (1818-1819).


Luego del combate de San Carlos, Andresito instaló su cuartel en Tranquera de Loreto y vigiló los movimientos de los paraguayos y de los portugueses. Recibió las órdenes de Artigas de marchar sobre Corrientes para reestablecer la autoridad federal, resentida por un golpe militar dirigido por el capitán José F.Vedoya adherido al centralismo porteño. Se produjeron dos encuentros, uno en Caa-Catí y otro en Saladas en 1818, ambos posibilitaron el triunfo de Andresito.

Andresito Gobernador de Corrientes

Ejerció la gobernación hasta abril de 1819. Reorganizó el gobierno civil. Ningún pueblo dejó de tener autoridad constituída. Había un enfrentamiento entre el patriciado de las ciudades capitales y las masas rurales. La sociedad correntina estaba acostumbrada desde la época de las colonias, a encomiendas donde no existían los sueldos y se trabajaba por la comida; a los hijos se los tenía en las casas de viejas familias como "criados", con la paga del plato diario. Los indios eran la base de todas estas actividades y los esclavos. Andresito se abocó a la tarea de liberar indios y esclavos. Realizó el reparto de tierras a los que las necesitaban y a los que las querían para trabajarlas.

4) Segunda campaña del río Uruguay contra la invasión luso-brasileña (1819).

Para 1819 el ejército de Artigas no contaba con suficientes medios ni hombres para resistir a los invasores. Sólo Andresito volvió a la lucha; abatió guarniciones enemigas y tomó posición de los pueblos de las misiones orientales. Se instaló en San Nicolás. Quiso atacar a Chagas, pero el asalto fracasó y los luso-portugueses se retiraron y pidieron refuerzos a Porto Alegre y a Alegrete. Andresito marchó al sur intentando contactarse con Artigas, pero no lo consiguió. Chagas con refuerzos retomó San Nicolás. Andresito decide volver y en su contramarcha chocó con las poderosas fuerzas brasileñas en Itá-Curuví en Julio de 1819. El combate fue violento. Andresito debió retirarse y dispersar sus tropas con la consigna de reunirse en la otra banda del río Uruguay, en nuestra provincia. Algunos lo consiguieron, otros grupos fueron alcanzados por los luso-portugueses y se produjeron sangrientos entreveros, en uno de los cuales perdió a vida el cacique Tiraparé. Cuando Andresito se preparaba para cruzar el río en una jangadilla con un pequeño grupo fue sorprendido por una fuerte patrulla que lo tomó prisionero.
Fue llevado a las cárceles de Porto Alegre a pié, con cueros frescos atados por el cuello que se iban secando en el camino. Debió trabajar en obras públicas. Luego fue llevado a un pontón a Río de Janeiro con otros compañeros y luego a la isla Das Cobras.
El español D. Francisco de Borja Magariños gestionó y obtuvo su libertad, poniendo fin a su calvario en 1821.
El 3 de julio de 1821 Andrés Guacuaraí arribó a Montevideo y a partir de esa fecha se pierden sus rastros. No se sabe si murió en Montevideo, si volvió a Misiones, si murió en el viaje, si fue envenenado en la prisión.
Lo que si se sabe es que con su prisión Misiones perdió uno de sus mejores hombres. Su acción permitió que esta provincia quedara para la patria.



Fuente: Historia de la provincia de Misiones - Gobierno de Misiones


Escribe: Guillermo Reyna Allan

lunes, 19 de noviembre de 2007

Santa Cecilia



22 de Noviembre, Día de la Música. Gotitas de Historia recuerda hoy a Santa Cecilia en cuyo homenaje se celebra este día.
En el año 1594 Santa Cecilia fue nombrada patrona de la música por el Papa Gregorio XIII y, a través de los siglos, su figura ha permanecido venerada por la humanidad con ese padrinazgo. Su fiesta es el 22 de noviembre, fecha que corresponde con su nacimiento y que ha sido adoptada mundialmente como el Día de la Música.

El padrinazgo de la música le fue otorgado por haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.

Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica.
Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad.
Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano. Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda.
El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte. Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión.
En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos). Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.
En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, muy hermosa, la cual se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma. Está acostada de lado y parece que habla.
En Roma había ya en el año 545 un templo dedicado a esta gran Santa.

Escribe: Guillermo Reyna Allan

jueves, 8 de noviembre de 2007

José Hernández






El 10 de Noviembre de cada año, en la Argentina, se celebra el "Día de la Tradición". La fecha fue instituída en homenaje al creador del Martín Fierro, José Hernández.Hoy, "Gotitas de Historia", refleja brevemente la biografía del gran escritor.
Hijo de don Rafael Hernández y de doña Isabel Pueyrredón, José Hernández nació el 10 de noviembre de 1834 en la chacra de su tío, Don Juan Martín de Pueyrredón, antiguo Caserío de Pedriel, hoy convertida en el Museo José Hernández (Partido de San Martín).
Este argentino nativo expresó diferentes talentos a lo largo de su vida: fue poeta, periodista, orador, comerciante, contador, taquígrafo, estanciero, soldado y político. Comenzó a leer y escribir a los cuatro años y luego asistió al colegio de don Pedro Sánchez. En 1843, cuando su madre falleció, su padre, que era capataz en la estancias de Rosas, lo llevó a vivir al campo por recomendación médica, ya que, a pesar de su juventud, se encontraba enfermo.En el entorno campestre, José Hernández tomó contacto con gauchos e indios. Debido a su proximidad con ellos, tuvo la oportunidad de conocer sus costumbres, su mentalidad, su lenguaje y su cultura. Aprendió a quererlos, a admirarlos, a comprenderlos, y también, a entender sus dificultades en la vida cotidiana.

En marzo de 1857, poco después de fallecer su padre –quien fue fulminado por un rayo-, se instaló en la ciudad de Paraná. Allí, el 8 de junio de 1859, contrajo matrimonio con Carolina González del Solar. Tuvieron siete hijos. Inició su labor periodística en el diario "El Nacional Argentino", con una serie de artículos en los que condenaba el asesinato de Vicente Peñaloza. En 1863 estos artículos fueron publicados como libro bajo el título "Rasgos biográficos del general Ángel Peñaloza".
En el orden legislativo se desempeñó como diputado, y luego, como senador de la provincia de Buenos Aires. Tomó parte activa con Dardo Rocha en la fundación de La Plata y, siendo presidente de la Cámara de Diputados, defendió el proyecto de federalización por el que Buenos Aires pasó a ser la capital del país.En 1869 fundó el diario "El Río de la Plata", en cuyas columnas defendió a los gauchos y denunció los abusos cometidos por las autoridades de la campaña. También fundó el diario "El Eco" de Corrientes, cuyas instalaciones fueron destruidas por adversarios políticos. Colaboró además en los periódicos "La Reforma Pacífica", órgano del Partido Reformista, "El Argentino", de Paraná y "La Patria", de Montevideo.


En el orden militar actuó en San Gregorio, en El Tala e intervino en las batallas de Pavón y de Cepeda. Luchó además junto a López Jordán en Entre Ríos. Debido a los continuos enfrentamientos civiles durante los años '50 y '60, se vio obligado a viajar y trasladó su residencia a menudo. Vivió en Brasil, en las provincias de Entre Ríos y Rosario de Argentina y en Montevideo (Uruguay). En 1870, al fracasar una revolución, tuvo que volver a Brasil. Dos años después, gracias a una amnistía que paró la violencia, pudo volver al país. El 28 de noviembre de 1872, el diario "La República" anunció la salida de "El Gaucho Martín Fierro" y, en diciembre, lo editó la imprenta La Pampa. Este poema de género gauchesco se convirtió en la pieza literaria del más genuino folclore argentino y fue traducido a numerosos idiomas. El libro es considerado la culminación de la llamada "literatura gauchesca" y es una de las grandes obras de la literatura argentina. En él, Hernández rinde homenaje al gaucho, quien aparece en su ser, en su drama cotidiano, en su desamparo, en sus vicisitudes y con sus bravuras. Su inesperado éxito entre los habitantes de la campaña lo llevó en 1879 a continuarlo con "La vuelta de Martín Fierro", edición ilustrada por Carlos Clérice. En 1881, publicó su obra "Instrucción del Estanciero". El 21 de octubre de 1886 murió en su quinta de Belgrano. Sus últimas palabras fueron: "Buenos Aires... Buenos Aires...".

Escribe: Guillermo Reyna Allan

lunes, 22 de octubre de 2007

Santiago de Liniers








Poco tiempo fue el que pasó Liniers en Misiones. Sin embargo, el
francés dejó su impronta en estas tierras. Se ocupó de ellas y
estudió la realidad de la, hasta entonces, tierra inhóspita. Hoy,
Gotitas de Historia refleja la biografía del militar galo en la
idea de brindar un aporte a quienes, de una u otra forma, forman
parte de la historia de nuestra provincia.

Santiago de Liniers y Bremond, Caballero de la Orden de San Juan,
Caballero de la Orden de Malta, Capitán de navío de la Real
Armada, Comandante General de Armas de Buenos Aires y Virrey del
Río de la Plata, nació en la ciudad francesa de Niort el 25 de
Julio de 1753. Hijo de Jaeques de Liniers, oficial de la rnarina
gala, y de Enriqueta de Bremond, ingresó en la Orden de Malta
como paje del Gran Maestre Manuel Pinto de Fonseca, después de
cursar estudios con los padres del convento del Oratorio. Durante
tres años permaneció en la escuela militar de dicha Orden, hasta
egresar, en 1768, a los 15 años, con la cruz de Caballero.
En Francia ingresó en el regimiento de Royal-Piémont, llegando a
Subteniente de caballería, pero en 1774 solicitó la bajá en
Carcassonne, para ir hacia Cartagena, donde se alistó como
voluntario en una de las cruzadas contra los moros argelinos. En
esa oportunidad sirvió como edecán del príncipe de Rohan. Su
rutilante foja de servicios será, en el futuro, comentario de
Buenos Aires, debido a que lo rodea de un halo de romanticismo y
aventura. Al concluir la campaña en Africa, rindió examen de
guardia-marina y no tardó en ascender a alférez. En 1775 se
embarcó con la expedición de Pedro de Cevallos, y a las órdenes
de ése participó en la ocupación de la isla de Santa Catalina y
en el ataque a la Colonia del Sacramento. luego, entre 1779 y
1781, fue oficial del navío San Vicente, un barco de la escuadra
franco-hispana que luchó contra la flota inglesa, Se encontró más
tarde en el sitio de Mahón y en la conquista de Menorca, y fue
ascendido, por su actuación en estos encuentros, a Teniente de
navío. En el sitio de Gibraltar actuó como segundo jefe de la
batería flotante Talla Piedra, campaña en la que poco después,
como Comandante del Fincastle, se apoderó del barco corsario
Elisa, de origen inglés. Este nuevo hecho le valió las insignias
de Capitán de Fragata.

En 1788 fue enviado al Río de la Plata para, organizar una
flotilla de cañoneras. Llevó consigo a su hijo Luis y a su
primera esposa, Juana de Menviel, con quien había contraído
enlace en Málaga. Pero ella murió en Marzo de 1790 y Liniers
volvió a casarse, esta vez en Buenos Aires, con María Martina
Sarratea, hija de Martín de Sarratea.
Luego de dirigir la fortificación de la plaza de Montevideo, en
1796, como Jefe de la escuadrilla española, obtuvo el grado de
Capitán de Navío. En 1803 el Virrey Joaquín del Pino lo nombró
Gobernador de Misiones, y hacia allí se trasladó Liniers para
hacer, además, un estudio político y científico de la región,
cuyas conclusiones volcó en Junio de 1804 en un estudio especial.
En el viaje de regreso a Buenos Aires murió su esposa María
Martina, y al arribar a la Capital, el Virrey Rafael de
Sobremonte le encargó la defensa de la Ensenada de Barragán. Allí
fue sorprendido por la primera invasión inglesa, en 1806. Su
actuación en la Reconquista y posterior Defensa de Buenos Aires
representa el máximo galardón en la biografía de caudillo, que
fue premiado con el cargo de Virrey del Río de la Plata.
Al ocurrir la invasión napoleónica a España sus adversarios conspiraron contra él, tachando de sospechoso su españolismo. Álzaga y Elío fueron los cabecillas de este movimiento, que el 1º de enero de 1809 le hubiera arrebatado el mando, de no mediar la decisión de don Cornelio Saavedra y los cuerpos armados porteños. Finalmente la Junta de Sevilla lo reemplazó en el cargo de virrey por Baltasar Hidalgo de Cisneros. Liniers se retiró a Córdoba, tras entregar el mando a Cisneros. Allí se encontraba al ocurrir la Revolución de Mayo en 1810, y quiso con el gobernador Gutiérrez de la Concha, defender los derechos del Rey. Pero las milicias no le respondieron. Liniers fue arrestado y condenado a muerte, sentencia que hizo cumplir el vocal Castelli en el Monte de los Papagayos, cerca de la posta de Cabeza de Tigre, el 26 de agosto de 1810.Sus restos fueron llevados, en 1862, al Panteón de Marinos Ilustres de San Carlos, Cádiz y su estatua fue emplazada en la Plazoleta San Nicolás, en la Avenida Corrientes casi esquina Reconquista de la ciudad de Buenos Aires, siendo autorizada por Ley Nº 22.824 del 1º de junio de 1983.

Fuente: “Buenos Aires: historia de las calles y sus nombres”de Vicente Osvaldo Cutolo–2da. Edición) - Historia del país

Escribe: Guillermo Reyna Allan

miércoles, 10 de octubre de 2007

Caraguatay y el Che


Hoy la colonia Caraguatay está en Montecarlo en la provincia de Misiones, su nombre proviene del guaraní y significa "agua de ananá silvestre", tierra óptima y de bellezas naturales se encuentra el "Hogar Misionero del Che Guevara", una cuna de leyenda de un parque temático que rescata las vivencias de la primera infancia del Che plagada de mística histórica. Una historia que relataremos tomando en cuenta imaginar las condiciones inhóspitas de la zona que conmovieron la región en 1926 cuándo la familia De la Serna se instaló con toda la precariedad para buscar un futuro mejor.

Estos son los comiezos de la vida de Ernesto Guevara Lynch padre y Celia De la Serna cuándo llegaron a la provincia de Misiones dejando atrás la oposición de su famailia en Buenos Aires.
Con su mujer jóven al casarse delinearon su futuro estar asociado a la explotación de un yerbal de 60 mil Ha en las coloradas tierras misioneras en la región de Caraguatay en plena selva, cerca del rio Paraná y con sus conocimientos aprendidos en la Facultadad de Arquitectura construyó su casa de madera que llamó "La calesita" y sobre el paraje relató: "Allí en la misteriosa Misiones todo es obsesionante: la selva impenetrable llena de enormes árboles que ocultan el sol con lianas é isipó. el yaguareté, el gato onza, el puma, el yacaré y el oso hormiguero son los dueños de la región para hacer que todo Misiones atrape y atrae"...

Con éstas palabras Ernesto Guevara Lynch descubrió el lugar dónde pretendió vivir con su mujer por esa "fiebre yerbatera", pero que tuvo que dejar después de un año para emigrar con su mujer embarazada a Rosario y cambiar su rumbo a instancias de un amigo que conocía de su experiencia en la explotación de las tierras misioneras y las consecuencias que podría causarle por la diversidad de su pensamiento.

Al oir la propuesta como padre de familia conociendo el influjo del verde selvático sobre la tierra colorada que absorbía a todos aquellos que se quedaron por ese misterio que relató un sabio francés Amadeo Bompland cuándo visitó Misiones y lo ganó la selva con su permanencia por 40 años donde escribió su obra que definía la Argentina y el Paraguay de ésos tiempos de inmigrantes colonos.

A su alrrededor la familia de "Teté" como le decían al Ché en sus primeros años de bebé, veían al "mensú", al trabajar mensualizado recolectando como el más hostigado trabajador rural cambiando la comida y alojamiento de pésimas condiciones.

Celia De la Serna quedó embarazada por segunda vez y los momentos difíciles hicieron tomar su desición de volver a Buenos Aires para tener mejores condiciones para el nacimiento en 1929 cuándo nació Celia Guevara De la Serna, su hermana mayor y que también Ernesto se encontraba en la capital del país.

El padre de la familia quería volver a Misiones pero eso no ocurrió más que algunas veces sólo por cuestiones administrativas. Así Misiones para el Ché fué solo un recuerdo de infancia de un período que combinaba la libertad en el monte y la terrible opresión que sufrían sus habitantes con las injusticias que a lo largo de los años posteriores, Ernesto Ché Guevara buscó revertir.

Caraguatay en plena selva fué su lugar residente entre un cerro y el río Paraná de 600 m de ancho y cerca su casa donde pasó sus primeros años de vida su nacido primogénito de Ernesto Guevara quién la historia llamaría el "Ché" posteriormente despuès de llegado de Rosario en 1928.

Así la dura tarea del molino yerbatero se complementaba con la crianza soportando las cálidas y sofocantes temperaturas del lugar, su hijo pasaba su tiempo vestido con un buzo de algodón que cubría su cuerpo ante el temor de los muchos insectos lo picaran y contagiara la malaria. Carmen Arias era su nurse que se ocupaba de cuidarlo en ese entorno natural y selvático inseguro como así de las marcas que las injusticias laborales dejaban en aquellos que trabajaban la tierra ya que la provincia estaba explotada en manos de unos pocos terratenientes.

Fuente: Emil Domec - Noticias

Escribe: Guillermo Reyna Allan

martes, 25 de septiembre de 2007

Cabral, soldado heorico




Héroes anónimos de nuestra historia, los granaderos Baigorria y Cabral fueron artífices de un hecho que permitió, a la postre, la libertad del continente americano. Gotitas de Historia recuerda hoy al Sargento Juan Bautista Cabral.
Cabral, nació en un establecimiento de campo de Saladas, Provincia de Corrientes, fue hijo de Carmen Robledo y Francisco, servidor de los dueños de la estancia donde residían sus padres. Adoptó ese apellido por los usos y costumbres de aquella época. Posteriormente se sabría que el verdadero padre de Juan Bautista Cabral sería José Jacinto Cabral y Soto. Por lo tanto, el héroe de San Lorenzo tiene antecedentes de ocultos linajes a través de su padre; un linaje, una estirpe que no se afrentan en cuanto ser ontológico, Cabral lleva consigo todo lo de trascendente que su humana condición implica y que además confirma con su renunciamiento sublime en el Campo del Honor.
La fecha de nacimiento de Cabral permanecerá en la sombra de la in documentación. Únicos registros posibles -los libros de bautismo- se los supone desaparecidos en episodios de fuego sufridos por la iglesia lugareña, razón por la cual solamente podemos tener algún indicio a través de la tradición oral. Si aceptamos como válida la confesión de Luis Cabral a su esposa Tomasa de Casajús acerca de la filiación de hijo natural y el no bautismo hasta después de la muerte del declarante, debemos conocer algunos detalles de esta cronología. Así sabemos que Luis Cabral y Soto fue Alcalde Provincial de Corrientes en 1818, lo que nos indica claramente que no pudo haber sido bautizado sobre la base de esta confesión porque ya se había producido el hecho irreversible de San Lorenzo.

...La tradición familiar que se cita es el equivalente a la tradición oral que hemos considerado ya, en cuanto ninguna de ellas tiene la base cierta del documento fehaciente que otorga credibilidad a lo que se expresa. No obstante esta indefinición en cuanto a la fecha de nacimiento, en el calendario escolar del Consejo General de Educación de la provincia de Corrientes se incluye como día del natalicio de Juan Bautista Cabral el 13 de agosto, en que las Escuelas de su jurisdicción rinden homenaje al héroe de San Lorenzo."
Su Incorporación al Escuadrón de Granaderos a Caballo
"Con la llegada del entonces Teniente Coronel don José de San Martín a Buenos Aires en marzo de 1812, el gobierno cuenta con un militar de avanzada profesionalidad, conocedor de las tácticas y estrategias de los ejércitos europeos, como que se ha batido exitosamente contra las huestes napoleónicas en la península ibérica. Pronto las autoridades le encargan la creación de un cuerpo de caballería de sólo un escuadrón a dos compañías con la designación inicial de Escuadrón de Granaderos a Caballo. Se lo distinguía así de los granaderos de infantería cuya presencia en unidades preexistentes de esta arma era habitual y estaban destinados e instruidos para acciones que requerían coraje y audacia, virtudes morales a las que debían aunar porte y elevada estatura, cualidades todas indispensables para esta tropa selecta.

Producido el decreto de creación de este Primer Escuadrón de Granaderos montados, que fue puesto bajo responsabilidad directa de San Martín, se designaron colaboradores de éste a Carlos de Alvear y José Zapiola -sus compañeros de viaje en el regreso a la Patria- a quienes se les otorgó rango de Sargento Mayor y Capitán, respectivamente. El núcleo inicial de la tropa y clases fue tomado de los Dragones de la Patria, unidad de caballería preexistente. De allí en más, San Martín inicia una ímproba tarea organizando el Cuerpo, seleccionando hombres e instruyéndolos tanto en las categorías de Oficiales como de Tropa. Posteriormente se denominaría Regimiento de Granaderos a Caballo "GENERAL SAN MARTÍN".
Pronto se incorporaron soldados veteranos y simples reclutas provenientes de la campaña de Buenos Aires y de las provincias interiores.

El 3 de noviembre de 1812, el Teniente Gobernador de Corrientes, Teniente Coronel Toribio de Luzuriaga, remite a Buenos Aires un grupo de "Mozos destinados al Servicios de las Armas", entre los que se hallaba Juan Bautista Cabral.

El grupo viene a órdenes del Teniente de Voluntarios de las Milicias de Corrientes Juan Bautista Parrety y el viaje lo hacen en dos tramos bien diferenciados; hasta Santa Fe lo realizan por vía fluvial, era imprescindible para evitar encuentros con buques de la flota española que incursionaban por el río Paraná con la finalidad de obtener provisiones para sus tropas sitiadas en Montevideo a la vez que para obstaculizar las comunicaciones y comercio con el Paraguay.
Concluida la misión del Teniente Parrety, el gobierno de Buenos Aires ordena al Comisario de Guerra que entregue al mismo la cantidad de sesenta pesos como gratificación, a fin de que pueda equiparse para el regreso como así también se le otorgue pasaporte para el mismo y un asistente, ocupando tres caballos.

Cabral fue incorporado en la primera Compañía del Primer Escuadrón y ello se conoce mediante dos documentos: uno de ellos, el más conocido es la nómina de los muertos en San Lorenzo, con el destino interno de cada granadero en su regimiento, que se publica en la Gazeta; el otro, menos conocido, es la factura que el Hospital de la Residencia pasa al cobro por el período de los meses de septiembre a diciembre de 1812".

El Combate de San Lorenzo

"San Martín desembarcó el 9 de marzo de 1812 en Buenos Aires, la ciudad capital del antiguo Virreinato del Río de la Plata.Contribuir a la independencia de los pueblos americanos era la alta misión que lo había impulsado a retornar a su tierra natal.
A poco de su llegada, el gobierno triunviro le confió la organización de un escuadrón de caballería, que en pocos meses se constituiría en la base del Regimiento de Granaderos a Caballo, de inmortal memoria en las luchas por la emancipación americana. Mientras instruía a Oficiales, Cadetes, Cabos y Soldados en el arte militar, en el manejo de las armas y en la disciplina castrense, el General San Martín contrajo matrimonio con María de los Remedios de Escalada. El 7 de diciembre de 1812 el nuevo gobierno triunviro le concedió el empleo de Coronel del flamante Escuadrón.
El 3 de febrero de 1813, San Martín, al frente de 120 granaderos, obtuvo su primera victoria en tierra americana al derrotar en San Lorenzo, cerca de la ciudad santafesina de Rosario, a 250 infantes desembarcados de una expedición fluvial corsaria promovida por el gobierno de Montevideo, ciudad aún dominada por partidarios del rey Borbón. El combate duró quince minutos y en su transcurso el jefe criollo estuvo a punto de perder la vida al quedar aprisionado por su caballo herido. Fue en esa oportunidad en la cual nuestro valiente Granadero menospreció su vida y fue en auxilio de su Jefe para que no muriera en manos enemigas.
Bartolomé Mitre en su libro Historia de San Martín y de la emancipación americana, nos allana el camino sobre la circunstancia de las cuales fueron protagonistas los granaderos Juan Bautista Cabral y Juan Bautista Baigorria: Las cabezas de las columnas españolas, desorganizadas en la primera carga, que fue casi simultánea, se replegaron sobre la mitad de retaguardia y rompieron un nutrido fuego contra los agresores, recibiendo a varios de ellos en la punta de sus bayonetas. San Martín, al frente de su escuadrón, se encontró con la columna que mandaba en persona el Comandante Zabala, jefe de toda la fuerza de desembarco. Al llegar a la línea recibió a quemarropa una descarga de fusilería y un cañonazo de metralla, que matando a su caballo lo derribó a tierra, tomándole una pierna en la caída. Trabóse a su alrededor un combate parcial al arma blanca, recibiendo él una ligera herida de sable en el rostro. Un soldado español se disponía ya a atravesarlo con la bayoneta, cuando uno de sus granaderos llamado Baigorria (puntano), lo traspasó con su lanza. Imposibilitado de levantarse del suelo y de hacer uso de sus armas, San Martín habría sucumbido en aquel trance, si otro de sus soldados, no hubiese venido en su auxilio echando resueltamente pie a tierra y arrojándose sable en mano en medio de la refriega. Con fuerza hercúlea y con serenidad, desembaraza a su jefe del caballo muerto que lo oprimía, circunstancia que los enemigos reanimados por Zabala a los gritos de Viva el Rey!, se disponían a reaccionar, y recibe en aquel acto dos heridas mortales gritando con entereza: "Muero contento! ! Hemos batido al enemigo !".


Llamabase Juan Bautista Cabral este héroe de la última fila: era natural de Corrientes y murió dos horas después repitiendo las mismas palabras".
Una anécdota de éste combate fue, que el entonces Coronel de Granaderos a Caballo D. José de San Martín omitió colocar en el Parte de la Victoria de San Lorenzo del 3 de febrero, los granaderos que ofrendaron su vida en la contienda. Sería recién el 27 de febrero de 1813 que San Martín eleva al Supremo Poder Ejecutivo la nómina de los muertos en el combate y además solicitaría - entre otros - recompensar a la familia del heroico granadero".
Fuente:http://www.sargentocabral.hpg.ig.com.br/biografia.htm
Escribe: Guillermo Reyna Allan

lunes, 17 de septiembre de 2007

Camila & Ladislao: el amor más prohibido

La pasión siempre ofrece tema de lectura.
Gotitas de Historia hoy recuerda uno de los pasajes más románticos y tristes de la época de la colonia. Eran tiempos del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Era el tiempo de Camila O’ Gorman y Ladislao Gutiérrez: el amor más prohibido...

María Luisa Bemberg la llevó al cine con Susú Pecoraro e Imanol Arias en los papeles protagónicos. Son ellos quienes ilustran esta fotografía.
El era sacerdote. Ella, una niña de sociedad. A pesar de los severos límites que imponían esas circunstancias, los ahogó una pasión que terminó por matarlos: el Restaurador, Juan Manuel de Rosas, ordenó su fusilamiento aun sabiendo que ella estaba embarazada.

La actual iglesia del Socorro, en Suipacha y Juncal, fu­e escenario del despertar de este amor desgraciado. Por los años 1847/48, plena época rosista, el lugar era un tranquilo barrio de quintas arboladas entre cuyo verdor se destacaban las elegantes torres del templo.

En las cercanías vivía la familia O’Gorman, compuesta por el padre, de origen francoirlandés; la madre, porteña de antigua estirpe, y seis hijos, entre los que se distinguía Camila.
Esta joven, de unos veinte años, era, al decir de Berutti, "muy hermosa de cara y de cuerpo, muy blanca, graciosa y hábil pues tocaba el piano y cantaba embelesando a los que la oían". Camila, además, tenía una gran personalidad, quizás heredada de su célebre y bella abuela Anita Perichon, amante del virrey Liniers.

El otro protagonista de esta historia había llegado unos años antes desde Tucumán. Era, según recordaba Antonino Reyes, "un joven de pelo negro y ensortijado, cutis moreno y mirada viva, modales delicados y un conjunto simpático". Decían que era "juicioso y lleno de aptitudes" y venía a Buenos Aires para seguir la carrera eclesiástica. Ordenado sacerdote a los veinticuatro años, Ladislao Gutiérrez fue designado párroco en la iglesia del Socorro. Pronto reparó en la joven alta, de pelo castaño y expresivos ojos oscuros, de andar elegante y gracioso. No tuvo que esperar mucho para que se la presentaran: era hermana de Eduardo O’Gorman, compañero en la carrera sacerdotal.

Como casi todas las mujeres de esa época, Camila era bastante devota. Iba a misa con frecuencia y le gustaban mucho los sermones del nuevo párroco. A veces él iba de visita a su casa. Poco a poco se hicieron amigos y empezaron a encontrarse en sus paseos por Palermo.

La pasión

Camila comenzó a sentir algo nuevo, completamente nuevo y desconocido. Cuando escuchaba sus sermones en la iglesia, su voz decía más que las palabras que pronunciaba, y mientras se dirigía a toda la concurrencia era ella la que recibía la mirada de sus pupilas ardientes y sentía que un licor la incendiaba por dentro.


Una vez más se imponía el misterio del amor entre dos seres. Tampoco él podía acallarlo.

¡Camila! Su presencia transformaba el oscuro recinto del templo en un lugar paradisíaco. Desde que hacía su aparición, sentándose con gracia en la alfombra extendida por su sirviente, sólo podía dirigirse a ella. Nunca había sentido algo así por nadie.

Aumentaron sus conversaciones y paseos. Ella tenía muchas dudas respecto de la religión y él trataba de aclarárselas, aunque las suyas iban creciendo a medida que pasaban los días.
¿En qué se basaba su vocación? ¿A quién debía fidelidad? ¿Era Dios como se lo habían enseñado? ¿Quién podía arrogarse el derecho de conocer sus deseos? ¿No era El responsable de esa atracción irresistible entre ellos? Cuando les resultó imposible ignorar ante sí mismos que se querían, él la tranquilizó convenciéndola de que aquello no era un crimen. Reconocía haberse equivocado al seguir la carrera sacerdotal, pero consideraba que, por las circunstancias, sus votos eran nulos. Y si la sociedad no permitía que la hiciera su esposa ante el mundo, el la haría suya ante Dios. Querían cumplir su voluntad, vivir juntos y multiplicarse como la pareja primigenia. El había cometido un error, pero ante todo era un hombre creado a imagen y semejanza de Dios, con inteligencia y libertad para arrepentirse de su decisión equivocada y empezar una nueva vida junto al ser querido que Dios había puesto en su camino. Todo desaparecía ante la imperiosa necesidad de vivir juntos. Dejarlo todo para tenerlo todo. Nada podía existir superior a esto.

La fuga

Camila se dejó convencer. No podía imaginarse la vida sin él, pero tampoco estaba dispuesta a ser "la barragana del cura". Empezaron a concebir la idea de huir de Buenos Aires y cambiar de identidad para poder vivir casados ante Dios y ante los hombres. Pero, ¿adónde irían para que no los pudieran alcanzar las autoridades civiles y eclesiásticas? ¿Y cuánto aguantaría una delicada niña, acostumbrada a la vida muelle y entretenida de las porteñas amigas de Manuelita Rosas, las estrecheces por las que deberían pasar hasta llegar a instalarse en un lugar seguro? PocoÛ a poco fueron forjando el plan: llevarían algo de ropa, lo que pudieran juntar de plata y dos caballos. Irían hacia Luján, de allí pasarían a Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes.

El destino final, si todo andaba bien, sería Río de Janeiro. Al pasar a Santa Fe fingirían haber perdido los pasaportes y pedirían otros con nombres falsos. El 12 de diciembre de 1847 fue el día elegido para la fuga. Al llegar a Luján, en una enramada que les había proporcionado el mesero y bajo la noche refulgente de estrellas, los amantes tuvieron su momento de felicidad.

Mientras tanto, en Buenos Aires, a la consternación había seguido el pánico: ¿cómo tomaría el Restaurador de las Leyes y del Orden este desacato a todas las normas morales, civiles y sociales?

Pasados diez días, Adolfo O’Gorman denunció el hecho al gobernador como "el acto más atroz y nunca oído en el país", mientras el obispo Medrano pedía al gobernador que "en cualquier punto que los encuentren a estos miserables, desgraciados infelices, sean aprehendidos y traídos, para que, procediendo en justicia, sean reprendidos por tan enorme y escandaloso procedimiento".
A Rosas lo tenían sin cuidado los amancebamientos de algunos curas. Lo que no podía tolerar era una falta de obediencia hacia su persona.

Rosas podría haber usado su poder en forma magnánima para perdonar. Si los jóvenes hubieran acudido a pedirle ayuda, seguramente lo habría hecho. Pero al escándalo de la fuga se sumaba el ser partícipe de ella una niña tan relacionada en sociedad. Y aquí las opiniones se dividían: para la mayoría, era un víctima; para los demás, una perdida.

Por el momento, la suerte parecía sonreír a los enamorados. Ya en Paraná, en febrero de 1848, consiguieron un pasaporte a nombre de Máximo Brandier, comerciante, natural de Jujuy, y su esposa, Valentina Desan.

Al llegar a Goya con su nueva identidad pudieron tomarse un respiro y prepararse para la última etapa: Brasil. Mientras tanto, para ganarse la vida abrieron una escuela para niños, la primera que existió en esa pequeña ciudad. Pudieron vivir cuatro meses en una relativa felicidad, olvidando la persecución de que eran objeto. El 16 de junio ocurrió el desastre cuando encontraron en una casa de familia a un sacerdote irlandés que conocía a Gutiérrez. Tomados por sorpresa, sólo atinaron a negar su verdadera identidad. La noticia voló y al día siguiente, por orden del gobernador Virasoro, los dos maestros fueron encarcelados e incomunicados. La maquinaria del poder empezaba su obra despiadada.

Los reos

En cuanto Rosas conoció la noticia dio orden de que condujeran a los reos en dos carros separados a Santos Lugares, donde estaba la más temida prisión del régimen. Con creciente angustia, los amantes vieron cómo se cerraban las puertas de sus respectivas prisiones. Estaban incomunicados entre ellos y con el resto del mundo. Camila, sin embargo, pudo hacer llegar una carta a su amiga Manuela Rosas. Esta le contestó el 9 de agosto alentándola a que no se dejara quebrar, que ella la ayudaría. El mismo día empezó a preparar, en la Casa de Ejercicios, un lugar para su amiga. También hizo llevar libros de historia y de literatura para Gutiérrez a la cárcel del Cabildo. Pero en el plan de Rosas no entraba la llegada de los reos a Buenos Aires, donde podrían haberse defendido. Para no tener que enfrentarse con los pedidos de clemencia de su hija, era necesario actuar rápida y drásticamente.

Las declaraciones que Camila hiciera en San Nicolás no hacían sino corroborar su posición subversiva: no estaban arrepentidos, sino "satisfechos a los ojos de la Providencia" y no consideraban criminal su conducta "por estar su conciencia tranquila". ¿Adónde se iba a llegar si hasta las simples mujeres se creían con derecho a entenderse directamente con Dios? Todo eso olía a luteranismo y libre interpretación de la Verdad. Era muy peligroso.

Según Marcelino Reyes, la joven preguntó si el señor gobernador estaba muy enojado y quiso saber lo que decían de ella. Después de dejarla comer y descansar, Reyes retomó su conversación con Camila para aconsejarla sobre lo que debía declarar. Camila hizo entonces con franqueza la historia de sus amores con Gutiérrez. Databan de fecha muy anterior a su fuga. Explicó que él no tenía vocación y su matrimonio había sido ante Dios. Que él no había hecho sus votos de corazón y que, por consiguiente, eran falsos y no era sacerdote. Que la intención de los dos era irse a Río de Janeiro, pero que no lo habían podido efectuar por falta de recursos. También Gutiérrez había hecho su exposición y ambas fueron llevadas por un chasque ante el gobernador, esa tarde del 17 de agosto.

Casi amanecía cuando despertó a todos el retumbar de cascos de caballos, gritos y golpes violentos en el portón de entrada. Era el modo que tenían los hombres del gobernador de anunciar su llegada. Rosas ordenaba la inmediata ejecución de los reos sin dar lugar a apelación ni defensa. Sólo se les otorgaban unos instantes para confesarse y prepararse para morir. Fue entonces cuando Reyes decidió mandar un urgente despacho avisando el estado de preñez de la joven, avalado por el médico de la prisión. Al mismo tiempo mandó una carta a Manuelita explicándole la urgencia de la situación.

Reventando caballos llegó el chasque a Palermo y entregó los despachos al oficial de guardia. Pero la carta jamás llegó a Manuelita. El gobernador no podía aceptar que existiera un testimonio vivo de la de­sobediencia, un hijo que hubiera representado para muchos el triunfo del amor sobre el orden establecido.

Cerca de la hora, Gutiérrez hizo llamar a Reyes a su calabozo. El ex cura estaba sentado en el catre, vestido con levita y pantalón negro. Su semblante dejaba entrever la tempestad de sentimientos que lo acosaba. Intentó disimularlos y con forzada cortesía se puso de pie al verlo entrar y le dijo:

"–Lo he llamado para que me diga si Camila va a tener igual suerte que yo.
"–Prepárese para oír lo más terrible: Camila va a morir también.
"Me pareció que Gutiérrez demostraba cierta satisfacción.
"–Gracias –contestó con voz fuerte."

Luego le pidió que entregara a Camila un papelito. Sacó de la gorra de piel que llevaba un lápiz y escribió:

"Camila mía: acabo de saber que mueres conmigo. Ya que no hemos podido vivir en la tierra, unidos, nos uniremos en el cielo, ante Dios. Te abraza, tu Gutiérrez."

Sentaron a cada uno de ellos en una silla, cargada por cuatro hombres a través de dos largos palos. Como a todos los condenados, les vendaron los ojos y, escoltados por la banda de música del batallón, los llevaron al patio rodeado de muros. Bajo el pañuelo, los ojos de Camila dejaban escapar dos hilos de lágrimas que, a pesar del dominio de sí expresado en un rostro inmutable, no podía evitar.

Mientras los soldados los ataban nerviosamente a los banquillos, Camila y Gutiérrez pudieron hablarse y despedirse, hasta que este último comenzó a gritar: "Asesínenme a mí sin juicio, pero no a ella, y en ese estado ¡miserables...!".

Sus palabras fueron acalladas por el capitán Gordillo, que mandó redoblar los tambores e hizo la señal de fuego. Cuatro balas terminaron con su vida. Después, se oyeron tres descargas y Camila, herida, se agitó con violencia. Su cuerpo cayó del banquillo y una mano quedó señalando al cielo. "... en la vecindad quedó el terror de su grito agudísimo, dolorido y desgarrador..."

Esta historia de amor de inocentes víctimas de intereses políticos iba a convertirse con el tiempo en el suceso más imperdonable del gobierno de Rosas... Sería el comienzo del fin.

Fuente: Lucía Gálvez
Escritora, licenciada en historia - La Nación


Escribe: Guillermo Reyna Allan