sábado, 21 de abril de 2012

Los Fenicios

Desde el siglo XII a. C., una auténtica civilización cananea sobrevivió en las pequeñas llanuras encerradas entre el mar y las tierras boscosas del Líbano: era el dominio de aquellos a quienes los griegos llamaban fenicios y los orientales seguían llamando cananeos.



Una nave de Tarsis en bajorrelieve de un sarcófago de Sidón

Un imperio comercial

Como los cananeos de otros tiempos, los fenicios vivieron siempre en pequeños principados formados por tierras cultivadas en torno a un centro urbano.
Estas ciudades se situaban generalmente al fondo de pequeñas bahías, en islas (como Tiro o Arados), o en promontorios (como Biblos y Sidón). Algunas de estas ciudades se desarrollaron mucho antes, hacia el tercer milenio a. C.
Pero después del 1200 a.C., la antigua vocación marítima de Fenicia dejó de limitarse a sus relaciones comerciales con Egipto, Chipre y sur de Asia Menor: los fenicios expandieron su influencia hasta el Atlántico y sus ciudades se convirtieron en verdaderas metrópolis.
Esta expansión fenicia debe enmarcarse en el mapa político de la época. Hacia el siglo XII a. C., el poder marítimo egeo desaparece y los imperios decaen. En este marco, las ciudades fenicias, independientes, ganan terreno propulsando una próspera economía basada en el comercio.
Las ciudades fenicias decididamente se enriquecieron, y si bien compartían la misma base cultural, cada ciudad formó verdaderos estados independientes. Hasta el siglo VI, la ciudad hegemónica entre los fenicios fue Tiro, pero se mantuvo la autonomía de los otros centros urbanos.
Cuando los fenicios se lanzaron navegando y comerciando hacia el oeste, no obró en ellos una intención de impulso colonial. Pero tras siglos de navegación, establecieron puertos a lo largo del Mediterráneo, en lugares que ofrecían protección contra el clima o una buena protección contra posibles enemigos.


Expansión y rutas fenicias (crédito: Wikimedia Commons)

Donde los intercambios eran beneficiosos, los fenicios establecían factorías, o se contruían establecimientos que a la larga se convertían en prósperas ciudades basadas en el intercambio.
No hubo por tanto un “imperio fenicio“, pero llegaron como comerciantes, hombres de negocios y mercaderes a todo el Mediterráneo y más allá. Desde el mar Egeo y Asia Menor, pasando por Chipre, Cerdeña y Cártago, controlando las costas norteñas de África, bordeando el continente negro por el este.
Los barcos fenicios volvían cargados de dos clases de mercancías totalmente diferentes: productos de lujo por una parte, como el marfil, piedras preciosas, perfumes, esclavos, oro, animales salvajes traidos del Mar Rojo, el océano Índico, y las costas atlánticas.
Y por otro lado, productos de uso masivo como hierro, plomo, plata, estaño, metales provenientes de Europa.
Estas importaciones permitieron a los fenicios desarrollar una manufactura de bellos tejidos, orfebrería, ebanistería y metales trabajados que eran luego exportados a toda la red de comercio fenicia.
Para contabilizar este imperio comercial, los fenicios desarrollaron un tipo de escritura muy avanzado, basado en un alfabeto que luego sería utilizado por los griegos y por la civilización occidental.

Fenicia conquistada

Después del siglo IX, Fenicia fue conquistada por los asirios, sin embargo no puede hablarse de una transformación radical. Si bien la independencia política de las ciudades estado fue mermada por la obligación de pagar tributos al estado asirio, el desarrollo económico fenicio no retrocedió.
Los cambios profundos llegaron más bien con las dominaciones neobabilónica y persa: Tiro entonces perdió su hegemonía en beneficio de Sidón, después de que el rey Nabucodonosor la hubo debilitado con un asedio que duró 13 años.


Ciudades fenicias (crédito: Wikimedia Commons)

Bajo la conquista del Imperio persa, la situación se agravó: junto con Siria y Chipre, Fenicia se convirtió en una sección del Imprerio persa (la quinta satrapía), dirigida por un gobernador persa situado en Sidón.
La marina fenicia fue una herramienta militar crucial para el poderío persa. Esto demuestra en parte que el desarrollo alcanzado por los fenicios no fue destruido, sino quizá fomentado por los persas.
Tiro era una poderosa ciudad cuando Alejandro Magno llegó para conquistarla. Durante 7 meses se defendió la ciudad, hasta que los macedonios finalmente lograron tomarla uniendo por medio de diques la tierra firme con el islote donde se erigía Tiro.


Asedio de Alejandro a Tiro (crédito: Wikimedia Commons)

Con la conquista macedónica se cierra la continuidad del desarrollo fenicio disparado hacia el 1200 a. C.
Después, las ciudades estado perdieron factorías y dependencias en ultramar, y los monopolios comerciales que controlaban fueron arrebatados por nuevos comerciantes provenientes del Extremo Oriente.
La religión y las lenguas cananeas se transformaron o desaparecieron: una fundida en la religión sincretista helenística y romana, la otra suplantada por el uso generalizado del arameo y del griego.
Las viejas ciudades fenicias continuaban en el mismo sitio, siempre recontruidas sobre sus ruinas, siempre ricas y activas en sus bastiones estratégicos, pero ya no eran las únicas beneficiarias orientales del comercio del Mediterráneo, sino tan sólo ciudades comerciales en un mundo de numerosas ciudades, a orillas de un mar en el que la edad dorada de los precursores se había terminado.

Fuente: sobrehistoria.com
GRA

No hay comentarios: