Cuando hay que explicar de dónde viene el Carnaval hay que hablar de culturas, creencias y tradiciones. Todas mezclándose durante más de 2.000 años, resistiendo los cambios, amoldándose a ellos. Caos, vorágine cultural, fusión de costumbres, eso es el Carnaval.
Técnicamente hablando, el Carnaval es el período cristiano que comienza el día de la Epifanía (al finalizar el 6 de enero las Fiestas) y el Miércoles de Ceniza (comienzo de la Cuaresma, tiempo de reflexión y abstinencia). Las fechas varían dependiendo de la Pascua (¡que a su vez depende del movimiento lunar!), pero el sentido común inunda estas celebraciones, y sin tanto cálculo erudito, los festejos más espectaculares se centran en el mes de febrero.
El Carnaval es un tiempo, entonces, que se opone a la privación de la Cuaresma, es el momento de comer, de beber, y de festejar. Originariamente, eran los romanos los que dedicaban unos días de febrero a “honrar” así al dios Fauno (Pan, en griego), personaje relacionado con el caótico Dionisio.
Como muchas costumbres romanas (por ejemplo, la celebración navideña), esta también pasó a formar parte del cuerpo de tradiciones cristianas, cuando los primeros cristianos se encontraron con que era más fácil evangelizar a las masas si se respetaban algunas de sus costumbres más arraigadas.
Fue así que el carnaval romano fue adoptado por el Cristianismo, y de la mano de la religión, llegó a todos los rincones europeos y, lógicamente, a sus colonias americanas.
En las colonias, a esta naturaleza romana y cristiana del Carnaval, hay que sumarle la americana, que con la fuerza de las culturas prehispánicas, y afroamericanas (a través del tráfico de esclavos), volvió a replantearse, con nuevos y ricos componentes aportados por los pueblos nativos.
Hoy los carnavales más famosos se festejan en Venecia, España, y América del Sur y, en ellos, el aspecto religioso apenas puede detectarse. Es un gran festejo de la cultura, en donde la religión tiene su lugar, pero sólo como un elemento más –y no central- entre los muchos que la conforman día a día.
Foto: Anna Pagnacco
Fuente: Sobrehistoria.com
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