viernes, 19 de diciembre de 2008

Wolfgang Amadeus Mozart (Parte 3)

En 1769, Mozart ganó en Salzburgo la plaza de maestro de conciertos —gran honor para un muchacho— ... pero sin sueldo. Se le financió un viaje de estudios a Italia, donde Leopold pensaba que Wolfgang Amadeus triunfaría componiendo óperas.
Padre e hijo llegaron a Roma el 11 de abril de 1770. En el Vaticano, Wolfgang Amadeus escuchó el Miserere de Gregorio Allegri. Esta obra tenía carácter secreto, pues sólo podía interpretarse en la Capilla Sixtina y su publicación estaba prohibida bajo pena de excomunión.
Sin embargo, el joven compositor apenas llegó a la posada donde se alojaba, escribió de memoria una versión muy aproximada de la partitura completa. El Papa Clemente XIV, admirado ante el talento del músico de 14 años, no sólo no lo excomulgó, sino que lo nombró Caballero de la Orden de la Espuela de Oro, título que —a pesar de los privilegios que otorgaba— nunca interesó a Mozart.

Padre e hijo fueron a Italia por última vez en 1772. En Milán, Wolfgang estrenó una ópera y escribió el motete Exultate-jubilate. Buscó un puesto digno y estable, pero en vano. Tuvo que regresar a Salzburgo. A los 17 años, Wolfgang ya no podía pasar por «niño prodigio». Empezaba ahora la lucha por la vida.

En 1773 hizo otro viaje a Viena, sin resultados prácticos, pero positivo para su arte, ya que conoció el nuevo estilo vienés a través de la música de Joseph Haydn. En enero de 1775 Mozart estrenó con gran éxito en Múnich su ópera La jardinera fingida. Fueron para Mozart años fecundos: escribió óperas, sonatas para piano, conciertos para violín, divertimentos, cuartetos y mucha música sacra por encargo de su nuevo patrón.
Sin embargo, Mozart se sentía prisionero, sentía que no progresaba y —sofocado por el ambiente provinciano de Salzburgo—, en agosto de 1777 reclamó al arzobispo Colloredo la libertad para abandonar su puesto. Luego, en compañía de su madre, inició un largo viaje a París. En una escala en Múnich, conoció a la familia Weber y se enamoró de la hija mayor, Aloysa.
En Mannheim hizo amistad con un grupo de compositores de esa ciudad (la cual era conocida porque sus orquestas —por primera vez en la historia de la música— exageraban la diferencia entre los pasajes suaves y los fuertes; este estilo se dio en llamar «estilo de Mannheim» y pocas décadas después sería una característica principal del Romanticismo).

Tras su fracaso sentimental con Aloysa Weber, encontró consuelo en Constanze, la hermana menor. Pero sabía que su padre Leopold no apreciaba a esa familia, puesto que no sin razones creía que estos, fundamentalmente la madre, querían aprovecharse del éxito de su hijo. Sin embargo, hay suficientes antecedentes de que Constanze amaba verdaderamente a Mozart y nunca compartió las maquinaciones de su madre. Como el consentimiento de su padre era fundamental para Mozart, quiso viajar a Salzburgo para presentarle formalmente a la novia, pero varios eventos postergaron el temido viaje para enfrentar a su progenitor.
El 4 de agosto de 1782, sin el consentimiento paterno, Wolfgang Amadeus y Constanze se casaron en Viena. Para celebrar la unión y para calmar a su moralista padre, Mozart compuso la inconclusa Misa en do menor (KV 427). Pensaba estrenarla en Salzburgo con Constanze como primera soprano solista. Sólo pudo hacerlo en agosto de 1783, pero sería inútil. Deseaba demostrar a su familia que había sabido elegir, pero Leopold y Nannerl jamás terminarían de aceptar a Constanze.

Para colmo de males, su primer hijo murió el 19 de agosto de 1783, al mes de nacido. De los seis hijos que Wolfgang Amadeus tuvo con Constanze —Raimund Leopold (1783), Karl Thomas Mozart (1784), Johann Leopold (1786), Theresia (1787), Anna (1789) y Franz Xaver Wolfgang Mozart (1791)—, sólo dos sobrevivieron: Karl Thomas y Franz Xaver Wolfgang.

Para diciembre de 1784, Mozart ingresó en la francmasonería, en la que encontró un ideal filosófico. 1785 fue un año de gran actividad artística y social. Wolfgang se sintió entusiasmado ante el aplauso que los vieneses dispensaron a su música. Por entonces dedicó a Joseph Haydn algunos cuartetos de cuerda.
La anécdota cuenta que, al oírlos, Haydn manifestó a Leopold que ante Dios, Wolfgang Amadeus era el más grande compositor que hubiera conocido.

El 5 de diciembre de 1791, alrededor de la una de la madrugada, Mozart falleció en Viena a los 35 años de edad y su funeral tuvo lugar en la Catedral de San Esteban (donde también se casara con Constanze). Recientes investigaciones han sugerido que Mozart murió por una fiebre reumática, aunque existen múltiples conjeturas. Debido a las penurias económicas, fue enterrado en una tumba comunitaria en el cementerio de St. Marx, aunque existe la teoría de que el enterrador, conociendo de quién se trataba, le anudó una soga al cuello, por encima del saco que envolvía el cuerpo. También se sabe que nadie acompañó el cuerpo hasta el cementerio; solamente lo acompañó hasta el final su perro.

Se propagó el rumor de que Mozart había muerto envenenado por Antonio Salieri, quien supuestamente odiaba su genio musical. Esto sirvió de inspiración para un poema del poeta Puskin, en el que se inspiró el compositor Rimski-Kórsakov para hacer una ópera de nombre Mozart y Salieri; y posteriormente por el escritor británico Peter Shaffer para escribir la obra de teatro Amadeus, llevada a la gran pantalla en 1984 con éxito de público y crítica por el director Milos Forman en la película homónima que recibió 8 premios Óscar.
No obstante, esta conocida obra, aunque inspirada en Mozart, es de ficción y no pretende ser una biografía exacta del músico de Salzburgo. En ella la imagen de Mozart (interpretado por Tom Hulce) aparece exagerada y deformada, poniéndolo, por ejemplo, como un orgulloso bufón de risa bobalicona siempre dominado por su padre, tópicos que no se corresponden con la realidad; así como tenemos a un perverso y maquiavélico Salieri (interpretado por el actor estadounidense F. Murray Abraham), de discutible historicidad.



Fuente: Wikipedia
Publica: Guillermo Reyna Allan

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