viernes, 17 de junio de 2011

“Belgrano es lo mejor que tenemos en la América del Sur”

Correspondencia entre Manuel Belgrano y el General don José de San Martín


El 25 de diciembre de 1813, casi un año después del triunfo de San Martín sobre las fuerzas españolas en el combate de San Lorenzo, Manuel Belgrano le imploraba al libertador que fuera en su auxilio y se refería a los obstáculos que había encontrado a su paso: “mi corazón toma un nuevo aliento cada instante que pienso que usted se me acerca, porque estoy firmemente persuadido de que, con usted, se salvará la patria y podrá el ejército tomar un diferente aspecto. (…); no tengo ni he tenido quién me ayude y he andado por los países en que he hecho la guerra como un descubridor; pero no acompañado de hombres que tengan iguales sentimientos a los míos de sacrificarse antes que sucumbir a la tiranía. Se agrega a esto la falta de conocimiento y práctica militar, como usted lo verá, y una soberbia consiguiente a su ignorancia con la que todavía nos han causado mayores males que con la misma cobardía. En fin, mi amigo, espero en usted un compañero que me ilumine, que me ayude, y que conozca en mí la sencillez de mi trato y la pureza de mis intenciones, que Dios sabe no se dirigen ni se han dirigido más que al bien general de la patria y a sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en que viven… (…) Empéñese usted en volar, si le es posible, con el auxilio y en venir a ser no sólo amigo, sino maestro mío, mi compañero y mi jefe si quiere; persuádase que le hablo con mi corazón como lo comprobaré con la experiencia constante”.

Poco después, a principios de 1814, Belgrano le aconsejaba con elocuencia: “La guerra allí no sólo la ha de hacer usted con las armas, sino con la opinión, afianzándose siempre ésta en las virtudes naturales, cristianas y religiosas; pues los enemigos nos la han hecho llamándonos herejes, y sólo por este medio, han atraído las gentes bárbaras a las armas, manifestándoseles que atacábamos la religión. Acaso se reirá alguno de este mi pensamiento; pero usted no debe llevarse de opiniones exóticas, ni de hombres que no conocen el país que pisan; además, por este medio conseguirá usted tener el ejército bien subordinado, pues él, al fin, se compone de hombres educados en la religión católica que profesamos y sus máximas no pueden ser más a propósito para el orden. Estoy cierto de que en los pueblos del Perú la religión la reducen a exterioridades todas las clases, hablo en lo general; pero son tan celosos de éstas que no cabe más; le aseguro a usted que se vería en muchos trabajos si notasen lo más mínimo en el ejército de su mando que se opusiese a ella y a las excomuniones de las paces. He dicho a usted lo bastante; quisiera hablarle más, pero temo quitar a usted su precioso tiempo y mis males tampoco me dejan; añadiré únicamente que conserve la bandera que le dejé y que la enarbole cuando todo el ejército se forme; que no deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra generala, y no olvide los escapularios a la tropa; deje usted que se rían; los efectos le resarcirán a usted de la risa de los mentecatos que ven las cosas por encima. Acuérdese usted que es un general cristiano, apostólico, romano. Cele usted de que en nada, ni aun en las conversaciones más triviales, se falte al respeto de cuanto diga nuestra santa religión. Tenga presente, no sólo a los generales del pueblo de Israel, sino al de los gentiles y al gran Julio César que jamás dejó de invocar a los dioses inmortales y por sus victorias en Roma se decretaban rogativas”.

El 12 de marzo de 1816, más de tres meses antes de la celebración del Congreso de Tucumán que declararía la Independencia, en carta a Tomás Godoy Cruz, San Martín se refería a las virtudes de Belgrano: “su comunicación del 24 del pasado llegó a mis manos y fue tanto más satisfactoria cuando me anuncia la reunión próxima del Congreso: de él esperamos las mejoras que nos son necesarias, y si éste no lo hace, podemos resolvernos a hacer la guerra de gaucho. (…) En el caso de nombrar quien deba reemplazar a Rondeau, yo me decido por Belgrano: éste es el más metódico de los que conozco en nuestra América lleno de integridad, y talento natural: no tendrá los conocimientos de un Moreau o Bonaparte en punto a milicia pero créame usted que es lo mejor que tenemos en la América del Sur”.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar - www.políticayopinión.blogspot.com

sábado, 11 de junio de 2011

San Martin, estratega de la Independencia Americana

Hoy en Gotitas de Historia nos dedicaremos a una de las más importantes hazañas estratégico-militares de toda la historia: el Cruce de los Andes. Se trata de la gesta más famosa del General José de San Martín que permitió la liberación de Chile, y dio un impulso renovado a las guerras por la independencia americana, a comienzos del siglo XIX.



A principios del siglo XIX se desataron una serie de revoluciones en las colonias americanas españolas que dieron inicio a las Guerras de la Independencia. Uno de los focos fue Buenos Aires, en las Provincias Unidas del Río de la Plata (hoy Argentina) desde donde se realizaron diversas campañas militares contra regiones bajo el control del ejército realista español.

El principal objetivo de los revolucionarios americanos era Lima (Virreinato del Perú), bastión de las fuerzas virreinales. Sucesivos intentos de llegar a través del Alto Perú (hoy, Bolivia) fracasaron rotundamente.

José de San Martín, un brillante militar revolucionario, se propuso un “Plan Continental”, intentar una ruta diferente, hasta entones prácticamente impensada: partir desde Mendoza y cruzar la Cordillera de los Andes para llegar a Chile y –desde allí- atacar Lima donde finalmente habría de sumarse a las fuerzas de Simón Bolívar. Según muchos historiadores afirman San Martín había tomado esta idea de un plan inglés del año 1800 conocido como “Plan Maitland”, el cual nunca fue llevado a cabo.




Más allá de tomar para sí este ambicioso plan, José de San Martín dio varias muestras de su habilidad y astucia como estratega. Principalmente en el desarrollo de lo que se llamó la “Guerra de Zapa”.

La guerra de Zapa es un término con que se describe una serie de acciones de inteligencia planificadas que incluyen desde la circulación de falsas informaciones hasta el espionaje. Gracias a ella se consiguió desorientar al enemigo sobre la ruta de la expedición, infiltrar espías en el ejército realista en Chile, enviar adelantados para explorar los diferentes pasos de la Cordillera de los Andes y elaborar mapas y mediante acciones de distracción dispersar al ejército rival para el momento del ataque final.

Pero la hazaña real, la que ha pasado a la historia, fue mucho más allá de la planificación y la estrategia. Pues fue también una hazaña de fortaleza física y también de convicciones, de 5000 hombres que debieron de enfrentar la dureza de la Cordillera y la inclemencia del clima. En el próximo video, “El Cruce de los Andes”, los llevaremos tras sus pasos.





Fuentes: Sobrehistoria.com - elhistoriador.com - sanmartiniano.gov.ar

http://www.youtube.com/watch?v=FoSYaJfpeTY



sábado, 4 de junio de 2011

La leyenda del Santo Grial

Ningún otra fábula medieval es tan rica en simbolismo, tan diversa y, en muchos casos, tan contradictoria en su significado como la leyenda del Santo Grial.

¿Existe alguna prueba histórica que permita suponer que hubo un Grial susceptible de encontrarse? ¿O su leyenda no es más que un encantador cuento literario creado por trovadores para divertir a los miembros de las cortes europeas?

La leyenda del Grial apareció registrada en la historia a finales del siglo XIII. Surgió de la mente de un poeta francés de gran talento llamado Chrétien de Troyes.

Sin embargo, cuando escribió su Cuento del Grial, Chrétien incluyó un sinfín de elementos precristianos. La leyenda se remontaba, en realidad, a varios siglos atrás, a las historias celtas del rey Arturo, a los cuentos irlandeses, a los bardos galeses, donde el cristianismo no había llegado aún.

De hecho, para el primer narrador cristiano de la leyenda del Grial, Chrétien de Troyes, el Santo Grial ni siquiera era una copa, sino que aparece como un plato fastuoso y mágico cuya función nunca se aclara totalmente.


Más tarde la leyenda del Grial tomó un nuevo giro al nutrirse de elementos de la cábala judía, y la alquimia. Wolfram von Eschenbach readaptó la fábula en su versión de la leyenda del Grial, que él llamó Parzival.

De modo que, hablar del Grial como de una sola leyenda es un error. Se trata más bien de una historia central entretejida con hilos de múltiples colores pertenecientes a distintos autores y que surgen de tradiciones muy diversas.



Sin embargo, también existen muchos elementos en común. Lo que parece predominar en las distintas versiones, tanto en la celta, como en la cristiana y en la esotérica, es el camino de un héroe destinado a coronar con éxito la búsqueda de un enigmático objeto prodigioso conocido como el Grial.

A ese héroe se le conoce por nombres tan diversos como Arturo, Gawain, Perceval, Peredur, Parzival, Parsifal, Galahad, y otros. En general, la concepción del personaje es el resultado de la unión de padres con características misteriosas.

El héroe crece rodeado de sencillez, y se caracteriza por poseer una peculiar inocencia, que en algunos casos le hace recibir sobrenombres como el Tonto, o el gran Necio.

Al abandonar la niñez su primer deseo es convertirse en un gran caballero. Así es como llega a conocer a los caballeros de la Mesa Redonda, en la corte del rey Arturo. Su comportamiento y sus acciones, si bien un poco torpes, parecen indicar que se trata de un elegido, o alguien muy especial.

En este marco, nuestro héroe se enmarca en la búsqueda del Santo Grial, un extraño objeto que se aparece en la corte del rey Arturo. Las hazañas que realizan los caballeros en su búsqueda varían según las distintas versiones de la historia. Sin embargo, siempre finalizan con el héroe que encuentra el Santo Grial y restablece la paz en el reino.

No es difícil encontrar la leyenda del Santo Grial en el patrón de cualquier película moderna de aventuras, o novela épica, donde un héroe de orígenes humildes logra a través de su honestidad y su simpleza alcanzar su añorado deseo a lo largo de un camino sinuoso que avanza y retrocede.

¿Y qué es exactamente el Grial, cuáles son sus supuestas funciones? No todos los autores son tan ambiguos como Wolfram von Eschenbach cuando dice: "había un objeto que llamaban Grial, la flor de todos los deseos terrenales, la plenitud que nunca decaerá".

Contrario al saber popular actual, el Grial aparece en las leyendas con diversos aspectos y formas: plato, caldero, cáliz, la copa de la Última Cena, la esmeralda que se desprende de la corona de Lúcifer cuando éste cae al infierno, piedra filosofal, una visión beatífica, etc.

Su función también varía según la tradición narrativa, sus poderes son tan variados como el mismo objeto que se pretende encontrar. Está ligado con el renacimiento y la restitución, con la eterna juventud, con la ilustración y la sabiduría, con la individualidad y la búsqueda interna, o muchas veces con Dios mismo.

Fuentes: Godwin, M.: El Santo Grial \ Wolfram von Eschenbach: Parzival

Sobrehistoria.com

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Por qué cortaron el Himno?



La versión original de la canción patria contaba con 10 estrofas y duraba aproximadamente 20 minutos.

Sin embargo, fue modificada por diferentes gobiernos que suavizaron su contenido revolucionario y cortaron las partes que ofendían a otros países.

El historiador Mario Pacho O`Donnell fue consultado para entender las razones de esta “censura”.

Tal vez muchos no sepan que el Himno Nacional que todos aprendimos a cantar con solemnidad en los actos del colegio no siempre fue como el que conocemos hoy. Originalmente, la canción patria era mucho más extensa y su letra estaba fuertemente influida por el espíritu revolucionario de los primeros patriotas. Sin embargo, razones políticas llevaron a diferentes gobiernos a modificarla para diluir su fervor revolucionario y adaptarla a los tiempos contemporáneos.

El escritor e historiador Mario Pacho O`Donnell explica que la Asamblea del año XIII, que aprobó el texto el 11 de mayo de ese año, “fue convocada originalmente para declarar la independencia, pero por influjo de Gran Bretaña pasó a ser algo distinto y lo que iba a ser el Himno Nacional se convirtió simplemente en la Canción Patria”.

La razón es que Gran Bretaña “no quería fomentar la independencia en las colonias porque ella misma era un imperio colonial. A través de la Logia Lautaro, a la que pertenecían la mayoría de los asambleístas, presionó para descalificar la idea independentista de la Asamblea. Como los gobernantes de Buenos Aires estaban muy atentos a no perder el apoyo de este país, entonces la Asamblea del año XIII pasó a ser algo distinto y lo que iba a ser el Himno Nacional se convirtió en la Canción Patria. Ya de entrada se cambia el sentido que tiene; recién será el Himno Nacional más adelante, cuando esté claro el proyecto independentista”, relata O`Donnell.

Por otro lado, “la letra original de Vicente López y Planes era una letra muy contagiada del espíritu revolucionario, tenía mucho ardor patriótico y festejaba la victoria sobre el opresor (español)”. Sin embargo, estos rasgos fueron “rastrillados por el consenso de que no había que hacer alardes independistas hasta que no estuvieran dadas las condiciones para esto”.

O`Donnell también narra que el Himno “luego fue suavizado aún más por razones diplomáticas cuando se decidió reiniciar relaciones de tipo económico-políticas con España. Por lo cual se quitaron todas las referencias al triunfo sobre este país. Todo esto fue lavando su belicosidad (por ejemplo, la letra original decía “Se levanta a la faz de la Tierra/ una nueva y gloriosa Nación/ coronada su sien de laureles/ y a sus plantas rendido un león” (España)). Por eso, lo que quedó fue una letra inofensiva, por decirlo de alguna manera, donde se repiten frases, casi como enunciando una carencia del texto”.

Por otro lado, la música, obra de Blas Parera, también fue renovada. Según O`Donnell, la versión original tenía “la línea de casi todos los himnos del mundo y era como una especie de marcha marcial. Juan Pablo Esnaloa modifica la música y lo transforma en esto que tenemos hoy, que a mi criterio es un poco barroco, demasiado sofisticada para un himno. Tal es así que nunca se interpreta íntegro en los eventos deportivos internacionales sino que se comete el gran error de tocar solamente la introducción, lo cual obliga a los hinchas argentinos a tener que tararearla cuando verdaderamente un himno debe ser cantado”.

Curiosamente, la versión actual también contiene errores de transcripción, debido a que cuando Vicente López y Planes escribe “su trono dignísimo alzaron”, en nuestro himno dice “abrieron”, cuando en realidad los tronos no se abren, se alzan. “Y eso es un error de transcripción que López y Planes trató de modificar al principio y luego terminó aceptando por el uso”.

Por último, vale la pena destacar un aspecto que seguramente muchos ni sospechan. “En nuestro Himno también hay referencias monárquicas que aún perduran (ej. menciones de tronos), lo que revela que antes de la independencia había intenciones en algunos políticos de Buenos Aires de coronar príncipes europeos en el Río de la Plata porque pensaban que iba a ser imposible vencer la reacción española y planeaban colocar otras casas nobles europeas en el poder como una forma de evitar el regreso de Fernando VII”.


Por Federico Millenaar

Fuente: 26noticias.com.ar

domingo, 8 de mayo de 2011

La educación en las reducciones jesuíticas

La educación fué una de las prioridades fundamentales de la Compañía de Jesús en su gigantesca tarea misional. San Ignacio de Loyola, fundador de la orden,"sentó el principio antes que sus religiosos pisaran América: si bien el objetivo último de toda misión es la evangelización,su requisito básico es el fomento del progreso económico y social, y como tal, su más poderoso instrumento es la educación en todas sus dimensiones;espiritual y temporal, rural e industrial, primaria y superior..." escribió la profesora María Capurro de Torres, en el suplemento semanal "Historia de las Misiones Jesuíticas", editado por el diario "El Territorio" de Posadas.

Los reyes de España habían dispuesto oportunamente, la instalación de "escuelas de doctrinas y de leer y escribir en todos los lugares de indios", mientras que en los momentos iniciales de la fundación de reducciones, el entonces provincial de la Orden de Jesús, padre Diego de Torres,dejó precisas instrucciones a los sacerdotes de la Compañía.

"En lo espiritual, pongan luego la Escuela de Niños, en la cual uno de los compañeros(del párroco o cura) les enseñará la doctrina, la cual dirán al entrar y salir de la escuela, mañana y tarde, hasta saberla muy bien...También les enseñarán a leer y escribir, contar y tañer".

El padre José Cardiel detalló en sus informes,que "en la escuela de primeras letras ponían los misioneros especial cuidado. Desde los siete años, los niños eran incluídos por los alcaldes en sus listas, y permanecían en la escuela hasta lo doce años. Allí los varones aprendían a leer, escribir y hacer cuentas. Las niñas,hasta la edad de doce años, acudían a escuelas separadas donde aprendían a leer, escribir, hilar, cocinar,etc. En aritmética hicieron progresos notables y, para no olvidarse, todos los niños debían repetir la tabla entera de los números, el día domingo, después del servicio divino."

También en las escuelas de las reducciones, "los alumnos más hábiles y más rápidos debían ser los maestros de los principiantes, pues ellos tomaban la lección o corregían los deberes a los de los grados inferiores, y aún a los de su mismo grado, y eran tambien ellos quienes debían correr con la disciplina de la escuelas, ordenando a los alumnos en filas, al ingresar en las aulas y cuidando del comportamiento de los niños."

Cabildo Mirí

El historiador jesuítico, padre Guillermo Furlong, aportó datos sobre una experiencia pedagógica sorprendente para la época. "En algunas reducciones hubo temporariamente, lo que se llamó Cabildo Mirí o de los niños, por ser éstos quienes lo componían. Constaba de casi todos los cargos que había en el otro o "Guazú", pero con autoridad tan sólo sobre menores de catorce años. En algunos pueblos no dió resultado y los sacerdotes dejaron que se extinguiera,pero en la mayoría, contribuyó notablemente a crear en los niños el sentido de responsabilidad y deber cívicos."

En cuanto a cifras, la reducción de San Ignacio Miní tenía-en una época- más de 500 niños en su escuela, mientras que Santo Tomé registraba 900 alumnos.

Un maestro guaraní

Las Cartas Anuas de 1644, consignan el nombre de un maestro aborigen que tuvo la misión de San Javier: Gaspar Gauparé, quien "desde su infancia recibió una educación muy cristiana y muy cabal, de suerte que era muy apreciado por los padres misioneros.Era además un excelente copista de escritos en latín o castellano, y muy buen lector.Distinguiéndose también entre sus compañeros, por sus habilidades en la música vocal e instrumental. Por todas estas razones fué designado maestro de escuela, y supo enseñar no sólo las letras sino también las verdades religiosas, infiltrando sentimientos bellísimos en los corazones de sus alumnos."

Muchas escuelas misionales siguieron funcionando tras la expulsión de los jesuitas en 1767, y el historiador misionero Antonio Monzón,consigna en su obra, los nombres de "varios indios que, habiendo hecho los estudios primarios en las reducciones,cursaron los secundarios y universitarios en Buenos Aires o en Asunción, como Pablo y Félix Areguatí; Domingo Yabacú; Francisco Ipiré; VenancioToubé; Manuel Cumá y Francisco Javier Tubichapota. Este último ordenóse sacerdote y en 18o2, Javier Lastarria,secretario del virrey Avilés,hacía de él un cumplido elogio."

Fuente: cosahonesta.blogspot.com - Prof. Julio A. Gómez

martes, 26 de abril de 2011

Historia: pasado, presente y futuro

La relación entre el pasado, el presente y el futuro es algo que debemos tener en cuenta al trabajar la Historia. Como ya estuvimos viendo, la Historia se ocupa del estudio del pasado de las sociedades humanas. Pero el pasado no puede pensarse como algo desconectado de los otros tiempos: el presente y el futuro.


El presente es el tiempo que estamos viviendo y –por lo tanto- es el tiempo desde el que estudiamos el pasado. Entonces, nuestros intereses y nuestras preocupaciones del presente influyen en nuestra forma de ver el pasado. Por ejemplo, al estudiar la Historia de la Antigua Grecia nosotros nos hacemos preguntas muy diferentes a las que se hacían los estudiosos de la Edad Media, o los hombres del Renacimiento.

El presente se proyecta hacia el futuro. Esto quiere decir que nuestras acciones presentes están orientadas hacia algo que queremos que pase en el futuro. Esto pasa en la vida cotidiana y también en el estudio de la Historia. Un buen ejemplo es una de las razones de para qué sirve estudiar Historia:

”Estudiamos Historia {el pasado} porque nos sirve para aprender {en el presente} de nuestros errores, para no volver a cometerlos {en el futuro}”.

Conocer estas problemáticas del pensamiento histórico y reflexionar sobre ellas, nos va a servir para organizar mejor la información y lograr una mejor comprensión de las sociedades que estudiemos.


Fuente: sobrehistoria.com

domingo, 17 de abril de 2011

Preguntas y respuestas de Historia

Hoy vamos a repasar algunas de las preguntas y respuestas de Historia más comunes. Y se trata justamente de la periodización temporal que se le ha dado al dividirlo en las diferentes Edades. Comenzamos con nuestro repaso.

¿Cuando comienza la historia?


Convencionalmente, los historiadores consideran el comienzo de la historia en el año 3.000 a.C., momento en el cual –aproximadamente- apareció la escritura en las antiguas civilizaciones mesopotámicas. El período de tiempo antes de 3.000 a.C se considera Prehistoria, y ésta se subdivide a su vez en Paleolítico, Mesolítico y Neolítico. Sin embargo, desde una visión más general en la que se considera a la historia como el estudio de las sociedades humanas del pasado, podemos remontarnos a la aparición de los primeros grupos humanos, hace alrededor de 2.5 millones de años, en los comienzos del Paleolítico. ¿En que períodos se divide la historia?


La historia (considerada desde 3.000 a.C. en adelante) se divide en 4 edades: Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.


¿Cuando empieza y termina la Edad Antigua?


La Edad Antigua comienza también en 3000 a.C con la invención de la escritura (fecha aproximada). Finaliza en el año 476 d.C. con la caída del Imperio Romano de Occidente. Es el período más largo de la historia con 3476 años de duración y comprende las grandes civilizaciones de la Antigüedad: pueblos de la Mesopotamia, antiguo Egipto, Antigua Grecia y la civilización Romana.


¿Cuando empieza y termina la Edad Media?


La Edad Media comienza en el 476 (cuando termina la Edad Antigua), y se extiende hasta el año 1453 cuando ocurre la caída del Imperio Romano de Oriente (aunque algunos historiadores toman el descubrimiento de América en 1492 como fin). En Europa se caracteriza por el desarrollo del Feudalismo como sistema socioeconómico predominante.


¿Cuando empieza y termina la Edad Moderna?


¿Cuándo comienza y termina la Edad Moderna?


La Edad Moderna abarca desde 1453 hasta 1789, año en que se produce el estallido de la Revolución Francesa. Es el momento del surgimiento de los Estados Modernos, y de la transición entre el Modo de Producción Feudal y el Modo de Producción Capitalista, y finaliza con las llamadas revoluciones burguesas: la Revolución Industrial (fundamentalmente económica) y la Revolución Francesa (de tipo político).


¿Cuando empieza y termina la Edad Contemporánea?


La Edad Contemporánea comienza en 1789 con la Revolución Francesa y llega hasta nuestros días. Algunos historiadores han considerado que debido a los importantes cambios producidos en la última década (fin de la Guerra Fría, la Globalización y Revolución Tecnológica y en las Comunicaciones, entre otros) debería implementarse un nuevo período para distinguir estos tiempos, el más difundido es el de la Posmodernidad, pero no hay acuerdo entre los historiadores sobre esto.


Fuente: sobrehistoria.com