domingo, 8 de mayo de 2011

La educación en las reducciones jesuíticas

La educación fué una de las prioridades fundamentales de la Compañía de Jesús en su gigantesca tarea misional. San Ignacio de Loyola, fundador de la orden,"sentó el principio antes que sus religiosos pisaran América: si bien el objetivo último de toda misión es la evangelización,su requisito básico es el fomento del progreso económico y social, y como tal, su más poderoso instrumento es la educación en todas sus dimensiones;espiritual y temporal, rural e industrial, primaria y superior..." escribió la profesora María Capurro de Torres, en el suplemento semanal "Historia de las Misiones Jesuíticas", editado por el diario "El Territorio" de Posadas.

Los reyes de España habían dispuesto oportunamente, la instalación de "escuelas de doctrinas y de leer y escribir en todos los lugares de indios", mientras que en los momentos iniciales de la fundación de reducciones, el entonces provincial de la Orden de Jesús, padre Diego de Torres,dejó precisas instrucciones a los sacerdotes de la Compañía.

"En lo espiritual, pongan luego la Escuela de Niños, en la cual uno de los compañeros(del párroco o cura) les enseñará la doctrina, la cual dirán al entrar y salir de la escuela, mañana y tarde, hasta saberla muy bien...También les enseñarán a leer y escribir, contar y tañer".

El padre José Cardiel detalló en sus informes,que "en la escuela de primeras letras ponían los misioneros especial cuidado. Desde los siete años, los niños eran incluídos por los alcaldes en sus listas, y permanecían en la escuela hasta lo doce años. Allí los varones aprendían a leer, escribir y hacer cuentas. Las niñas,hasta la edad de doce años, acudían a escuelas separadas donde aprendían a leer, escribir, hilar, cocinar,etc. En aritmética hicieron progresos notables y, para no olvidarse, todos los niños debían repetir la tabla entera de los números, el día domingo, después del servicio divino."

También en las escuelas de las reducciones, "los alumnos más hábiles y más rápidos debían ser los maestros de los principiantes, pues ellos tomaban la lección o corregían los deberes a los de los grados inferiores, y aún a los de su mismo grado, y eran tambien ellos quienes debían correr con la disciplina de la escuelas, ordenando a los alumnos en filas, al ingresar en las aulas y cuidando del comportamiento de los niños."

Cabildo Mirí

El historiador jesuítico, padre Guillermo Furlong, aportó datos sobre una experiencia pedagógica sorprendente para la época. "En algunas reducciones hubo temporariamente, lo que se llamó Cabildo Mirí o de los niños, por ser éstos quienes lo componían. Constaba de casi todos los cargos que había en el otro o "Guazú", pero con autoridad tan sólo sobre menores de catorce años. En algunos pueblos no dió resultado y los sacerdotes dejaron que se extinguiera,pero en la mayoría, contribuyó notablemente a crear en los niños el sentido de responsabilidad y deber cívicos."

En cuanto a cifras, la reducción de San Ignacio Miní tenía-en una época- más de 500 niños en su escuela, mientras que Santo Tomé registraba 900 alumnos.

Un maestro guaraní

Las Cartas Anuas de 1644, consignan el nombre de un maestro aborigen que tuvo la misión de San Javier: Gaspar Gauparé, quien "desde su infancia recibió una educación muy cristiana y muy cabal, de suerte que era muy apreciado por los padres misioneros.Era además un excelente copista de escritos en latín o castellano, y muy buen lector.Distinguiéndose también entre sus compañeros, por sus habilidades en la música vocal e instrumental. Por todas estas razones fué designado maestro de escuela, y supo enseñar no sólo las letras sino también las verdades religiosas, infiltrando sentimientos bellísimos en los corazones de sus alumnos."

Muchas escuelas misionales siguieron funcionando tras la expulsión de los jesuitas en 1767, y el historiador misionero Antonio Monzón,consigna en su obra, los nombres de "varios indios que, habiendo hecho los estudios primarios en las reducciones,cursaron los secundarios y universitarios en Buenos Aires o en Asunción, como Pablo y Félix Areguatí; Domingo Yabacú; Francisco Ipiré; VenancioToubé; Manuel Cumá y Francisco Javier Tubichapota. Este último ordenóse sacerdote y en 18o2, Javier Lastarria,secretario del virrey Avilés,hacía de él un cumplido elogio."

Fuente: cosahonesta.blogspot.com - Prof. Julio A. Gómez

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