
Entre esos hombres que bien podrían constituirse en modelos para las jóvenes generaciones, quiero rescatar para ustedes la figura de Andrés Guacurarí. Hombre bajito, bien proporcionado de cuerpo, cara redonda, huellas de viruela sobre ella, poca barba, mirada penetrante, mestizo de blanco e india, valiente y supersticioso, sabía leer y escribir. Para la clase dominante de entonces era “hijo bastardo”, así que debió vivir con su madre. Un cura de Santo Tomé advirtió la inteligencia del mancebo, tomándolo a su cuidado, brindándole una esmerada educación. En los años de la invasión portuguesa a nuestro litoral norte, conoció a José Gervasio Artigas, oriental comprometido en las luchas políticas de su tiempo. El “protector de los pueblos libres”, lo adoptó como hijo, nombrándolo en 1815, Comandante General de las Misiones. Su misión era custodiar el territorio apetecido por los lusitanos afincados en Brasil. Eran épocas de organización nacional. Recuérdese la negativa a enviar diputados al Congreso de Tucumán reunido en 1816, de las provincias litoraleñas, lideradas por Artigas.
Nuestro personaje se ganó la admiración de sus contemporáneos, que lo llamaron cariñosamente “Andresito”. Con este apelativo se inmortalizó en la toponimia misionera. Participó en numerosas campañas militares contra las fuerzas brasileras, destacándose siempre por su arrojo, valentía y dotes de mando. Brilló en los encuentros militares de La Candelaria, Rincón de la Cruz, Saladas, San Nicolás, y otros. El 9 de mayo de 1819 fue derrotado junto a su padre adoptivo, Artigas, por el comandante portugués Abreu, en la batalla de Itacurubí. Cae prisionero y comienza para él una denigrante vida transcurrida en las cárceles brasileñas.
Andrés Guacurarí, el Comandante Andresito, consigue en 1821 el indulto merced a los oficios del influyente español Francisco Borja Margariño. A partir de ese momento pierde protagonismo histórico, pues los historiadores no se ponen de acuerdo en cuanto a la fecha y lugar de su muerte. Algunos afirman que fue asesinado en el camino de regreso, otros sostienen que murió envenenado en una cárcel.
El 3 de julio de 1821 Andrés Guacuaraí arribó a Montevideo y a partir de esa fecha se pierden sus rastros. No se sabe si murió en Montevideo, si volvió a Misiones, si murió en el viaje, si fue envenenado en la prisión. Lo que si se sabe es que con su prisión Misiones perdió uno de sus mejores hombres. Su acción permitió que esta provincia quedara para la patria.
Andresito ocupó los cargos de: comandante General de las Misiones, Capitán de Blandengues, Teniente Gobernador de Corrientes, Coronel de Caballería del Ejército Patriota. Vivió y murió en el anonimato, luchando por la causa federal que le supo transmitir su padre adoptivo, el gran Caraí Guazú Artigas, según sus propias expresiones.
strucción de rústicos hornos para fabricar chuzas.Toda su organización fue interrumpida por la invasión portuguesa.Primera campaña del Río Uruguay contra la invasión Luso-Brasileña (1816)Es intención de Andresito la reconquista de las misiones Orientales, para ello instaló una fábrica de pólvora y reorganizó su ejército.Inicia la marcha con 1000 hombres desde Santo Tomé en 1816. Obtiene un triunfo en Sao Joa Vello. Por proclama hace saber a los 7 pueblos sus intenciones. Instaló su campamento en Itaquí (frente a Alvear, Corrientes). Los luso-brasileños tienen su campamento en San Borja. Se produce un combate en Rincón de la Cruz, triunfa Andresito y recibe la adhesión de los naturales de la región.Andresito sitió San Borja el 21 de septiembre de 1816, los luso-brasileños se resisten, después reciben refuerzos y derrotan a Andresito obligándolo a retirarse repasando el río Uruguay.Los portugueses vuelven a atacar en 1817 en la cercanía de la barra del Aguapey.Por órdenes del gobernador de Río Grande do Sul, los luso-brasileños saquearon e incendiaron los pueblos de Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, Santa María y Mártires. Saquearon únicamente a Apóstoles, San José y San Carlos y llevaron cuanto había de valor.Dos veces más atacaron los portugueses pero los ejércitos de Andresito los derrotaron en Apóstoles y San Carlos.Campaña de Corrientes en defensa del federalismo (1818-1819)Luego del combate de San Carlos, Andresito instaló su cuartel en Tranquera de Loreto y vigiló los movimientos de los paraguayos y de los portugueses.Recibió las órdenes de Artigas de marchar sobre Corrientes para reestablecer la autoridad federal, resentida por un golpe militar dirigido por el capitán José F. Vedoya adherido al centralismo porteño.Se produjeron dos encuentros, uno en Caa-Catí y otro en Saladas en 1818, ambos posibilitaron el triunfo de Andresito.Andresito gobernador de CorrientesEjerció la gobernación hasta abril de 1819. Reorganizó el gobierno civil. Ningún pueblo dejó de tener autoridad constituida.Había un enfrentamiento entre el patriciado de las ciudades capitales y las masas rurales. La sociedad correntina estaba acostumbrada desde la época de las colonias, a encomiendas donde no existían los sueldos y se trabajaba por la comida; a los hijos se los tenía en las casas de viejas familias como "criados", con la paga del plato diario. Los indios eran la base de todas estas actividades y los esclavos. Andresito se abocó a la tarea de liberar indios y esclavos.Realizó el reparto de tierras a los que las necesitaban y a los que las querían para trabajarlas.Segunda campaña del Río Uruguay contra la invasión Luso-Brasileña (1819)Para 1819 el ejército de Artigas no contaba con suficientes medios ni hombres para resistir a los invasores. Sólo Andresito volvió a la lucha; abatió guarniciones enemigas y tomó posición de los pueblos de las misiones orientales. Se instaló en San Nicolás. Quiso atacar a Chagas, pero el asalto fracasó y los luso-portugueses se retiraron y pidieron refuerzos a Porto Alegre y a Alegrete.Andresito marchó al sur intentando contactarse con Artigas, pero no lo consiguió. Chagas con refuerzos retomó San Nicolás.Andresito decide volver y en su contramarcha chocó con las poderosas fuerzas brasileñas en Itá-Curuví en Julio de 1819. El combate fue violento. Andresito debió retirarse y dispersar sus tropas con la consigna de reunirse en la otra banda del río Uruguay, en nuestra provincia. Algunos lo consiguieron, otros grupos fueron alcanzados por los luso-portugueses y se produjeron sangrientos entreveros, en uno de los cuales perdió a vida el cacique Tiraparé. Cuando Andresito se preparaba para cruzar el río en una jangadilla con un pequeño grupo fue sorprendido por una fuerte patrulla que lo tomó prisionero. Fue llevado a las cárceles de Porto Alegre a pié, con cueros frescos atados por el cuello que se iban secando en el camino. Debió trabajar en obras públicas. Luego fue llevado a un pontón a Río de Janeiro con otros compañeros y luego a la isla Das Cobras.

