sábado, 14 de noviembre de 2009

Las Civilizaciones Antiguas

Cuantas veces al estudiar la Historia de la Antigüedad hablamos de la Civilización Romana, la Civilización Griega, la Civilización Maya, la Incaica, o la Civilización China… Pero, ¿qué es exactamente una Civilización?

Civilización Azteca: La gran ciudad de Tenochtitlan, pintura de Diego Rivera

Cuando hablamos de una “civilización” nos estamos refiriendo a una sociedad que ha alcanzado un gran desarrollo tanto en su economía como en su organización política, su producción cultural y su religión. La civilización es el grado más alto de desarrollo que puede alcanzar una sociedad.
Una civilización implica una eficaz adaptación al medio, ya que debe alimentar a enorme población. Dicha adaptación puede lograrse a través de agricultura de roza (como los Mayas) o de agricultura intensiva (Egipto, Incas, Aztecas, etc).


Además de los agricultores, existen en estas sociedades especialistas que se dedican exclusivamente a funciones no relacionadas con la producción de alimentos. Por ejemplo, funcionarios del estado, administradores, militares, sacerdotes, artesanos y comerciantes.

Civilización Egipcia: Templo de Karnak, en Luxor



En las civilizaciones, existe una clara división entre el centro ceremonial (urbano) y el campo (rural). Por el contrario de los campesinos que viven en el campo, los especialistas suelen vivir en un centro ceremonial. El centro ceremonial es el lugar más importante de la ciudad. Allí se encuentran los edificios de gobierno, los palacios del gobernante y los templos religiosos.
En la Historia Antigüa encontramos que las civilizaciones muestran una clara estratificación social. Por estratificación social entendemos que el grupo dominante de la sociedad (nobleza), a través del control del Estado, logra imponer al resto de la población la obligación de pagar un tributo. El tributo es un impuesto que los habitantes pagan al Estado, tanto en productos como en trabajo o dinero.


Civilización Romana: territorios controlados por el Imperio Romano

La civilización se integra políticamente bajo un Estado. Por Estado entendemos la existencia de un poder centralizado, con un ejército permanente, y organización y control de su territorio.
Gracias a esta centralización del poder, el Estado tiene la capacidad de controlar una población imponiéndoles el pago de tributos y la obligación de realizar ciertos trabajos (ejército, obras públicas, cultivar tierras del estado, etc). A la cabeza del estado se encuentra un grupo dominante que puede controlar los recursos recibidos como tributo y redistribuirlos según sus necesidades (por ej, para premiar a guerreros o funcionarios destacados, o para ayudar a pueblos que hayan perdido sus cosechas).

Fuentes:
ALONSO, ELIZALDE y VÁZQUEZ. Historia moderna y de América Colonial. Buenos Aires, Aique, 1994.
SILVA GADAMES, Osvaldo. Civilizaciones prehispánicas de
América. SantiagodeChile, Editorial Universitaria, 1986.
ES 1, Ciencias Sociales, en:
portal abc
Imágenes:
Civilización Azteca: La gran ciudad de Tenochtitlan, pintura de Diego Rivera,
en Kalipedia
Civilización Egipcia: Templo de Karnak, en Luxor, en portal abc

Guillermo Reyna Allan

domingo, 8 de noviembre de 2009

Hipatia de Alejandría, personaje de película

Siempre que el cine ha tocado con su varita mágica algún personaje histórico ha logrado sacarlo de la oscuridad en la que muchas veces se encuentra el pasado, aunque sea pagando el precio del retrato fragmentario y falseado. Esperemos que la última película de Amenábar (Ágora) cumpla con su cometido y consiga eludir el tributo de adulterar la historia, haciendo con ello justicia con una mujer como Hipatia de Alejandría.

Hipatia (también la veréis escrita como Hypatia, Hipacia o Hipateia) nació en Alejandría allá por el año 370 d.C., aunque hay historiadores que estiman que el nacimiento se produjo antes. Era hija de Teón, matemático y astrónomo que trabajaba en el Museo. Que tuvo madre es algo de lo que estamos convencidos, si bien la historia no ha creído necesario revelarnos su identidad.
Desde muy niña, recibió una completísima educación, supervisada celosamente por su padre, quien estaba decidido a convertirla en “un ser humano perfecto”. No creemos posible conseguir tal logro, por más empeño que un padre pueda poner, pero sí es cierto que Hipatia recibió una vasta educación.


Su labor principal la desarrolló en el campo de la enseñanza de las matemáticas y la filosofía, sirviendo sus escritos como tratados o libros de texto para sus alumnos. Se cuenta que eran muchos los que venían de otras tierras a asistir a sus lecciones.


Su trabajo más importante se desarrolla en el campo del álgebra, aunque también escribió tratados sobre geometría, filosofía, mecánica y tecnología. Durante mucho tiempo, ha sido considerada como la primera mujer de ciencia de la historia. Y lo cierto es que “la sabia egipcia” es, al menos, la primera científica de la que tenemos noticias fiables.


Pero lo que más pueda atraer al gran público del personaje no es todo esto. Al contrario, serán las intrigas religiosas y políticas que le tocaron vivir y la forma en que murió lo que, sin duda, hayan atraído sobre Hipatia la mirada del séptimo arte. Hagamos un repaso al guión … histórico, por supuesto:


Alejandría es en el año 415 d.C. un hervidero: la ciudad, tercera del Imperio Romano en número de habitantes, se había convertido en un centro cultural helenístico de primer orden, siendo a la vez la sede del Patriarca de su mismo nombre. Unos años atrás, el emperador Teodosio había promulgado leyes prohibiendo el culto pagano o, lo que es lo mismo, convirtiendo al cristianismo en la única religión practicable.


Cirilo es en estos momentos el Patriarca de Alejandría y un hombre de reconocido fanatismo religioso. Tiene enemigos entre los propios cristianos moderados y está dispuesto firmemente a acabar con cualquier atisbo de paganismo o herejía. Primero los novacianos y luego los judíos sufrirán su furia.


Orestes es el prefecto imperial en la ciudad. Cristiano, pero convencido de que el poder religioso no debe inmiscuirse en los asuntos civiles. Y cierra el triángulo, por supuesto, Hipatia, amiga de Orestes e igualmente empeñada en el triunfo de la razón sobre la fe ciega.


Ya tenemos, pues, el decorado y los protagonistas. No esperéis escenas de cama, pues las fuentes nos hablan en todo momento de una Hipatia virgen. Si a ello le añadimos una acusación de brujería hacia Hipatia, un Cirilo incansable en su hostigamiento del paganismo y una multitud de cristianos enloquecidos por el ayuno de la cuaresma y el fanatismo, tenemos ya todo lo necesario para el trágico final.


Un día de marzo de 415 Hipatia regresa a casa tras dar su acostumbrado paseo por la ciudad. Una muchedumbre dirigida por un tal Pedro, actor secundario, la saca del carruaje y la arrastra hasta una iglesia. Una vez allí, es desnudada y, todavía viva, le arrancan la piel y las carnes con caracolas afiladas. Después, ya muerta, su cuerpo es descuartizado y quemado.
Orestes informaría de lo acaecido a la corte de Constantinopla y solicitó repetidas veces una investigación, señalando a Cirilo como, cuando menos, inductor de los hechos. Pero no eran tiempos propicios para pretender el castigo de un poderoso Patriarca por algo tan nimio como la muerte de una filósofa pagana. Orestes acabó renunciando a su puesto y huyendo de Alejandría. Cirilo acabaría engrosando el santoral.


A este relato le faltan, sin duda, numerosos matices que escapan al objeto del mismo. Al menos, estamos seguros de que, al ver la película, miraréis de otra manera a la bella Rachel Weisz. Nos conformamos con conseguir esto, aunque para ello hayamos tenido que contaros el final.


Posted by Antonio Rodríguez


Fuente: sobrehistoria.com